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jueves, 15 de marzo de 2012

políticas públicas


Con una clase inaugural del ex presidente Luis Alberto Lacalle, el Partido Nacional (PN) comenzó ayer un curso de formación integral en políticas públicas para dirigentes blancos. En su charla, Lacalle historió sobre su colectividad y explicó cómo llegó y desarrolló su período de gobierno, al que calificó de “transformador”. Frente a 50 dirigentes en su mayoría jóvenes, Lacalle aseguró que “las utopías son el veneno de la democracia”.
En un salón reformado de la Casa del Partido estaban en sus bancos los estudiantes, en su mayoría jóvenes y varones, que fueron seleccionados de 250 inscriptos para el curso de formación. La propuesta, que comenzó ayer y terminará en noviembre, surgió del director blanco de la Corporación Nacional para el Desarrollo, Rodrigo Goñi (Lista 40, Alianza Nacional), que la planteó en el “retiro espiritual” que realizaron los blancos en 2011 en Flores. El planteo se convirtió en una de las líneas de acción del presidente del directorio blanco, el senador Luis Alberto Heber (Unidad Nacional), quien ayer dio “la bendición” al inicio de clases, tal como le pidió Goñi. Heber recordó las otras líneas de acción del partido, como la creación del comité de seguimiento ministerial, una medida para que los legisladores blancos actúen “con mayor profesionalismo” y “actitud vigilante”, y los observatorios municipales que se instalarán en los departamentos donde no hay intendentes blancos, para estar “cerca de los temas”.
El coordinador del consejo académico que lidera el curso, Pablo Landoni, subsecretario de Educación y Cultura durante el gobierno de Lacalle, explicó que las instancias de formación implicarán el aprendizaje de ciencia política, administración, economía y relaciones internacionales; las técnicas utilizadas por estas disciplinas y también “el componente de arte que tiene la vida política”. Explicó que se estudiará el diseño, la implementación y la evaluación de las políticas públicas, sobre la base de la realidad: “Analizaremos los líos de la educación, los problemas de la salud y por qué no se construyen viviendas”, y que se profundizará en los “dilemas éticos” que se presentan al tomar decisiones de gobierno, “no siempre se deja a todo el mundo conforme”, aseguró. Además de ex gobernantes nacionalistas como Juan Andrés Ramírez, Juan Gabito Zóboli o Ignacio de Posadas, el cuerpo docente lo integrarán también los politólogos Adolfo Garcé o Jorge Lanzaro, docentes de universidades públicas y privadas y legisladores blancos. El objetivo del curso, sintetizó, “es demostrar que el PN está pronto para gobernar”.

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Con ese espíritu, la primera clase la dio el último presidente blanco. Lacalle comentó que todavía le impacta ingresar en la sala de la Convención de la sede partidaria y ver sólo cuatro retratos: los de Manuel Oribe, Bernardo Berro, Atanasio Aguirre “y el mío”; es decir, los de los cuatro blancos presidentes. Dijo que sus predecesores fueron “ilustres ciudadanos, héreos de la historia nacional” y que su clase y el curso en sí eran su “contribución para que algunos de ustedes tengan su retrato”. Aseguró que los gobiernos del PN “dejaron una marca” y que las gestiones “fueron momentos angulares del país”, y aunque dijo no querer referirse mucho a la administración que él lideró de 1990 a 1995, consideró que fue “transformadora al punto que hoy muchos lo reconocen”.
Destacó que lo que identifica a un partido político es la “vocación de poder”, algo que, por haber pasado la mayor parte de su historia en la oposición, el PN por momentos perdió de vista detrás de peleas internas, señaló. Avanzando en tarjetas que oficiaron de ayuda memoria, Lacalle enfatizó que para ejercer el poder “hay que conocer la realidad, comprenderla, representarla y comunicar”, y destacó la importancia de este último aspecto en la actualidad, en particular por el uso de las redes sociales y la gestión de la opinión pública.
Consideró que los programas de gobierno deben ser “justos y posibles” y descartó que entren en ellos utopías, de las que dijo que “son el veneno de la democracia, porque detrás de la utopía viene el totalitarismo, la violencia. Así fue como empezó el movimiento tupamaro en 1963. ‘Lo peor es lo mejor’, dijeron, y ahí bombas, secuestros, robos, tortura y la destrucción del sistema democrático, que culminaron después en el 73 los otros, la otra minoría soberbia que creyó que sabían más de los que votaban”.
Ya redondeando su charla, de más de una hora, y visiblemente entusiasmado, se refirió a su gobierno. Contó que en febrero de 1995 llegó a la conclusión de que había cumplido con 98% de lo planteado en su programa, y destacó que su obra nació del equipo de gobierno. De ellos, nombró a Gabito Zóboli, presidente del Codicen en el período y presente en la charla, quien “puede explicar lo que es una ANEP funcionando, con los techos en buen estado y los baños funcionando, aparte de haber hecho la obra más grande de transformación de la educación pública”, aseguró.
Insistió con la comunicación, y aconsejó que un gobierno “tiene que hablar poco -hoy es a la inversa-”, agregó. “No hay obligación de contestar, porque desde el gobierno un error cuesta mucho más que desde la oposición, que se puede decir prácticamente lo que uno quiera”, afirmó.

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