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domingo, 24 de abril de 2011

bad boys, bad boys , whatch gonna do ?


El doctor en sociología, Rafael Bayce, aseguró a Montevideo Portal que los operativos de saturación en barrios de contexto crítico son "un juego de cañitas voladoras y fuegos artificiales" que se puede entender más por sus fines político-electorales que como forma de combate a la delincuencia.”Son movimientos que en realidad tienen muy poca importancia sustantiva con respecto al combate a la delincuencia”, aseguró a Montevideo Portal el sociólogo Rafael Bayce, al ser consultado sobre el aporte de los operativos de saturaciones realizados en Chacarita de los Padres, Cruz de Carrasco y Malvín Norte.

Bayce señaló que fueron muy pocos los que fueron procesados por la Justicia y en ningún caso por delitos graves. “Detuvieron mucha gente pero sin pruebas aportadas ante los juzgados como para posibilitar procesamientos que pudieran derivar en una sentencia condenatoria, si pudiera corresponder. Como operativo contra la delincuencia no sirvió en el sentido que no encontró ninguna cosa muy importante; ni demasiado dinero, ni demasiada droga, ni demasiadas cosas robadas. Desde el punto de vista de la cantidad de gente procesada, de la importancia de las incautaciones no justifica para nada un operativo tan cinematográfico, con altos despliegues, helicópteros y medidas prácticamente de guerra”.

"Una de tres: o no había delincuencia importante en esas zonas, en cuyo caso no se justificaban los operativos, desde el punto de vista de la seguridad; o no hubo tareas eficientes de inteligencia policial que permitieran identificar las personas, grupos y lugares involucrados en criminalidad pesada; o había delincuencia pesada en esos lugares, pero supo a tiempo de los operativos, como para que personas, lugares y cosas pudieran sacarse y no ser encontrados en el momento de la invasión. Muchísimo más ruido que nueces y dinero público malgastado, mío y suyo que hemos pagado impuestos y tasas para llevar a cabo serias actuaciones en áreas sensibles del cotidiano urbano”, agregó.

Cuestiones electorales

“Las pocas nueces que pueden hallarse son político-electorales, partidarias, y no intentos sustantivos de enfrentamiento técnicamente serio de un problema sentido. Fue más que nada un operativo político para que la opinión pública crea que se está haciendo algo radical con respecto al problema del delito. Es copiado, aunque a escala menor, de los operativos en las favelas brasileñas, justificados por la necesidad de limpiar la imagen de Río de Janeiro para el Mundial de fútbol en 2014 y para los Juegos Olímpicos del 2016. Ya lo habían hecho para los Juegos Panamericanos de 1997. Grandes fuegos artificiales”, agregó.

Bayce dijo que las medidas planteadas por la oposición y por la opinión pública -como dureza policial, rigor legislativo, exigencia judicial, rebaja de edad de imputabilidad penal “no funcionaron nunca en ninguna parte del mundo, ni acá tampoco”: “No tienen nada de nuevo y son absolutamente inútiles y viejas. En momentos en que la oposición política y la prensa desatan esa gran ofensiva retórica sobre el problema seguridad, el gobierno responde con un operativo que también tiene finalidad política y que soluciona tan poco como las medidas pedidas por la oposición. La preocupación política no es tanto solucionar sustantivamente los problemas, sino hacer creer – o parecer- que soluciona, de manera que la gente vote a los que están haciendo creer que la solucionan, en el caso del gobierno, o que los solucionarían ellos –en el caso de la oposición-. Ambos son prestidigitadores, encendedores de luces de bengala, haciendo ruido a falta de nueces. Es un juego de cañitas voladoras, de los dos lados. El regreso de los Reyes Magos. Y la gente, ni ilustrada ni valiente, como la quería Artigas, ni con viveza criolla, como cree ser, se come las pastillas, casi todas. Y así sigue una guerra de ruidos y fuegos artificiales, sin fuego atrás, con relumbrones para que la gente crea que el gobierno soluciona, y que la oposición también propone soluciones”, agregó.

Por otra parte, Bayce reconoció “cierta utilidad” de los movimientos realizados por Bonomi a fin de “impedir que algunos lugares de la ciudad sean tomados como fortalezas inexpugnables por algunos grupos delictivos. El propio ministro priorizó este objetivo como justificativo de los operativos. En este caso, la utilidad, más allá de lo retórico político-electoral, debería surgir de la mantención de la presencia preventiva, disuasiva, del Estado en zonas cuestionadas respecto de su dominio real en ellas, más que de la mera intervención puntual con tan pocos resultados tangibles en lo delictivo”. Sin embargo, advirtió que esta finalidad supone que las organizaciones delictivas y la represión estatal están en bandos absolutamente distintos, sin elementos en común. “Y el peor problema puede ser que no sea así”.

El sociólogo señaló que existe una “enorme cantidad de pruebas y trabajo de investigación académica a cargo de estudiosos que además han tenido cargos importantes en las estructuras de Justicia y de Seguridad ” que muestren que el crimen organizado tiene ramificaciones en el aparato del Estado en muchos lugares del mundo. Ese juego que teníamos cuando niños de jugar a ‘ladrón y poli’ como si fueran absolutamente contrarios no es real, por lo menos en Argentina y Brasil y en muchos países del mundo. La bibliografía es inmensa y actual. Habría que ver si entre nosotros sucede lo que se ha encontrado en otros países, incluidos nuestros vecinos limítrofes. En ese sentido, si supuestas ‘zonas rojas’, ‘fortalezas delictivas autónomas’, cuando invadidas, no arrojan delictividad flagrante ni huellas claras de nada importante, ’algo huele a podrido en Dinamarca’. Como dijimos antes, uno de tres desastres macrosociales puede suceder. Si el precio de la afirmación territorial de la autoridad del Estado en puntos controvertidos– nuez a favor de los operativos- es la sospecha creciente en la connivencia de partes del aparato represivo del Estado con el crimen organizado, no sé si se hizo negocio político-electoral con los operativos, que vimos no arrojaron resultados tangibles contra el delito”.

Peces gordos

”Una de las cosas que pasa en este tipo de operativos, cuando hay muchos contactos entre el crimen organizado y el aparato represivo del Estado, es que en definitiva los peces gordos ya saben que tienen que irse del barrio y llevarse las cosas, y los que caen son los peces chicos. El negocio, entonces, se mantiene y existe la sensación ante la opinión pública de que se hizo algo que realmente no se hizo, doble lucro”, señalando que el operativo de Río en 2010 fue “un operativo turístico-comercial de protección de los negocios que rodean Mundiales y Olimpíadas se realiza por medio de mucho ruido, y cuyas nueces son la protección de una imagen nacional y local a los efectos turísticos y comerciales, mientras lo único sustantivo que pasa es un cambio de manos del narcotráfico: no duden que los brasileños y los turistas estarán bien servidos en drogas y otras ilicitudes, hoy y hasta el 2016”.

“Mucho ruido y pocas nueces, y éstas últimas dudosas”, insistió destacando que se corre el riesgo de ser “victorias a lo Pirro, si la sospecha de connivencia sustituye al reconocimiento de que el Estado hace valer su autoridad en todo lugar, lo que no creía. Además, falta entrar, todavía, en otras zonas rojas rumoreadas como tales y ver qué pasa, para deshacer la sospecha que surgió cuando comenzaron a borrar la imagen vox populi de que existían zonas rojas liberadas al crimen organizado e inaccesibles para la represión estatal. Si rumor es sustituido por el de que hay connivencia entre algunos elementos del aparato represivo estatal y el crimen organizado, dudosamente el Estado y el gobierno habrán ganado puntos sólidos en la opinión pública a largo plazo, aunque algo hayan engañado en las comunidades intervenidas en lo inmediato”.

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