Los carniceros comenzarán a estudiar junto con el Instituto Nacional de Carnes si no hay defasaje entre los precios de algunos cortes que se vuelcan al abasto y lo que se paga por ellos en los mercados externos. Analizan posible importación.
La carne bovina que se vuelca al abasto, en lo que va del año, ya lleva una suba acumulada que supera al 16% y en el mercado sigue faltando ganado gordo y los precios de la hacienda continúan al alza.
Los carniceros aseguran que las ventas "cayeron", pero no se animan a atribuirle la baja a la última suba de la carne -la tercera en lo que va del año- o a que estamos cerrando el mes y en estas fechas, la gente gasta menos.
La Unión de Vendedores de Carne (UVC) no renunció a la idea de importar carne bovina de países de la región y ya está sondeando los precios. El problema es que, las únicas dos opciones que existen son Paraguay y Brasil, pero en ambos el precio del ganado en pie está más caro que en Uruguay y encima hay que ponerle el flete.
El próximo martes, los directivos de la gremial se reunirán para "buscar paliativos. Estamos pensando qué alternativas hay para paliar las últimas subas de la carne y estamos muy atentos a que no suba el pollo y el cerdo", aseguró a El País Hebert Falero, vicepresidente de la UVC. Si la falta de ganado preparado se acentúa más en las próximas semanas, el precio del ganado continuará subiendo y los frigoríficos le trasladarán esa suba a la media res y a los cortes que vuelcan en las carnicerías con destino al abasto.
Pero la escasez de carne es mundial y, como predijo un analista de la FAO, en un futuro la proteína roja será más cara que el caviar. Como en el mundo falta carne, los precios de los negocios de exportación siguen subiendo y en el mercado interno, los consumidores pagan los cortes a la par de la exportación (la tonelada bovina vale US$ 3.644, dato INAC).
Basándose en esa realidad, la Asociación Nacional de Carniceros (ANC), en lugar de pensar en importar, comenzará a evaluar junto con el Instituto Nacional de Carnes, "si se corresponde el precio que hoy se está pagando en el mercado interno con el precio de exportación o si por el contrario se está dando algún defasaje", le dijo Germán Moller, presidente de la gremial a El País.
El año pasado, el presidente José Mujica salió a pedirle a los frigoríficos que bajaran el precio del asado, luego de que -según argumentó el primer mandatario-, a través de estudios dentro del INAC, se constató que los asados bovinos que se exportaban a la Argentina iban más baratos de los que los frigoríficos volcaban al consumo interno. "Si bien hay razones que saltan a la vista para explicar la suba de la carne, queremos controlar un poco para ver si el mercado interno no está pagando la carne más cara", explicó Moller.
En tanto, la Unión de Vendedores de Carne está pensando en pedir que se revea la exportación en pie de ganado. "Nunca nos tiramos contra eso, pero ahora es necesario pararla porque -por momentos-, cuando el precio a los productores los perjudica todavía vale mantenerla, pero ahora con los precios altos, no tiene sentido que se vaya la materia prima".
Lorenzo y la carne
Viernes 25 de febrero, 11.30 de la mañana. Como si fuera una ama de casa más, el ministro de Economía y Finanzas, Fernando Lorenzo, se para frente a la vitrina de la carnicería de un supermercado ubicado en la intersección de las calles céntricas de Uruguay y Paraguay, a una cuadra del Ministerio de Economía.
La gente se sorprende al verlo pero no hace comentarios; algunos se sonríen. Lorenzo mira los precios, se toma el mentón, revisa las ofertas y al final se decide: "dame medio kilo de grumetes de pollo y un kilo de paleta de cerdo", le dice a uno de los carniceros.
Conociendo de cerca el impacto que le representa la suba de los precios de la carne, a la salida del ministro el carnicero comenta al resto de los presentes: "No llevó nada de carne vacuna; por algo es ministro".
De todas formas el carnicero aclaró al resto de los consumidores presentes que "con lo que lleva (por el ministro) le tiene que dar para todo marzo".
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