+1

viernes, 12 de noviembre de 2010

no somos estúpidos


Para el integrante del Comité Central del Partido Comunista (PCU) y dirigente del Pit-Cnt Jorge Bermúdez, el Frente Amplio está en "una zona de peligro". Señaló que el gobierno "no tiene una fuerza política ni un referente que oriente el proceso de cambios". Sostuvo que si Mujica "espera que el FA defina los resultados de los conflictos sindicales, se equivoca" y afirmó que el PCU "no los promueve".
El PCU ni cerca tiene condiciones para dirigir el movimiento sindical", manifestó. Calificó como un "error grave" la negativa de algunos senadores a votar el proyecto interpretativo de la ley de Caducidad y expresó que en el MPP "hay poca cabeza frenteamplista".

-¿Qué lectura hace del escenario que tiene a José Mujica al frente del gobierno?

-Tanto Líber Seregni como Tabaré Vázquez representaban a todo el Frente Amplio, eran los jefes del partido. En cambio Mujica no es el jefe, lidera la fracción mas votada, tiene esa contra. No ordena todo el FA, no tiene una fuerza política que lo oriente, tiene una fuerte crisis de participación que ha hecho que la fuerza política quede subsumida dentro del gobierno y por tanto no se oxigene. En el período de Vázquez se logró un nivel de avances democráticos muy profundos que han beneficiado la participación popular y llegado directamente a la gente. Para avanzar, el gobierno de Mujica tendría que superar esa frontera de conquistas democráticas y eso significaría profundizar la dirección del proceso de cambios. O el gobierno de Mujica y el FA profundizan y hacen avanzar los cambios, o lo único que hacen es administrar el legado de Vázquez.

-¿Qué pasa si eso sucede?

-Más temprano que tarde aparecerán elementos que hagan que ese proceso retroceda. Si el cambio no se empuja, los sectores conservadores van a ir en contra. Esos avances son cuando las bases sociales y políticas que promueven el cambio se debilitan. No digo que el FA haya llegado a esa situación, pero está en una zona de peligro. No hay una fuerza política ni un referente claro que oriente el proceso de cambios y eso hace difícil su conducción. Mujica se pone por fuera de ese proceso porque es consciente de esa limitación.

-¿Cómo ve el pedido de Mujica a su bancada para que se alinee con el gobierno?

-El problema que tiene el FA es de conducción. Está bien que la fuerza unifique posiciones, sobre todo pensando en la anulación de la ley de Caducidad. Pero si Mujica espera que el FA defina los resultados de los conflictos sindicales, se equivoca. No le veo futuro. Ninguna organización política controla el movimiento sindical. Además, es contradictorio con la posición del presidente sobre la anulación del proyecto interpretativo. Se puso por fuera de la fuerza política y dijo: éste no es mi problema. Si primero dio esa señal, difícil que después la fuerza se alinee.

-Se responsabiliza al PCU de promover las movilizaciones desde los sindicatos ¿Qué opina?

-Desmiento que el PCU tenga algo que ver con el desarrollo de ningún conflicto. Es un planteo equivocado, malintencionado y ajeno a la realidad. Capaz que a algún camarada mío le suena mal al oído, pero el PCU ni cerca tiene condiciones para dirigir el movimiento sindical. Tiene mucho más incidencia que otros sectores que tienen muchos votos, incluido el MPP, pero no lo dirige. Además, la concepción del PCU nunca fue la de promover conflictos bajo la lógica del enfrentamiento. Sería contradictorio porque éste es un gobierno de izquierda y somos parte de él. ¿Cuáles serían los objetivos de organizar una estrategia de conflictos contra este gobierno?

-Sin embargo se coloca al PCU como una fuerza que está en contra de este gobierno…

-El PCU tiene visiones y matices con respecto a la política, pero no está en contra. Yo no compartí el acuerdo para impulsar la candidatura de Mujica, pero no estoy contra el gobierno. Es mi gobierno, ahora, de ahí a que se diga que como éste es un gobierno de cambio me tengo que sentar en el cordón de la vereda y aplaudir todo, es un error. Si a este gobierno le va mal, al PCU le va a ir mucho peor.

-¿Cómo tomó la negativa de algunos senadores del FA a votar el proyecto interpretativo de la ley de Caducidad?

-Cuesta creer que el FA no haya tenido la capacidad de incidir, de orientar para discutir el proyecto, para convencer a todos los integrantes de la fuerza política de que tenían que votarla. Esto hace que todo este proceso de acumulación que tiene que darse dentro del FA entre en una zona donde se empieza a desacumular. Es una señal de alerta y el FA ya tuvo varias. Una fue en la elección municipal y otra la tiene ahora. Aquello de ‘no importa lo que hagamos o digamos porque la gente nos vota igual’ es un concepto que siempre fue equivocado.

-¿Fue un error?

-Me parece un error enorme de los parlamentarios. Además, como frenteamplista me parece una equivocación grosera. La actitud de algunos senadores, como Saravia, no es de frenteamplista. El MPP es la fuerza que el Pepe construyó tan heterogénea, pero después tiene serios problemas en organizarla y hay poca cabeza frenteamplista. Había compañeros que se jugaban todos los boletos a que con Mujica profundizábamos el proceso de izquierda y yo decía que no. Ojalá yo esté equivocado, pero está claro que señales como ésta confunden a la gente.

-¿Qué responsabilidad tiene el gobierno en la lentitud con la que ha transcurrido la ronda de negociación salarial?

-El gobierno ha sido muy permeable a las presiones de las cámaras empresariales. En los años más duros, sobre la década del 90, la OIT nunca tuvo una definición que obligara al gobierno a cambiar. El Uruguay no necesita mostrar más pruebas sobre el desarrollo de las relaciones laborales.

“EN ALGUNOS LUGARES QUEDAMOS SIN PERSPECTIVA”

-¿Qué opinión tiene sobre los altos índices de conflictividad laboral que se están dando este año?

-Mujica puso encima de la mesa un montón de cosas y no las definió bien. Eso pasa en muchas cosas, como la reforma del Estado. A nivel de organización sindical también hay un vaciamiento de los cuadros sindicales que pasaron a lugares de dirección del gobierno. No hay el recambio suficiente a nivel de los sindicatos en la conformación de dirigentes con mayor peso. También hay que asumir un debilitamiento ideológico importante que le pega fuerte al movimiento sindical. En algunos lugares nos quedamos sin perspectiva histórica y discutimos sólo la lucha reivindicativa. Si no se tiene perspectiva histórica, se cae en contradicciones. También el gobierno del FA tiene que apelar con mucho cuidado al relacionamiento con los sindicatos en conflictos tan duros como se están dando. La gente no votó al FA para signos de firmeza, lo votó para signos de cambio. Hay que caminar junto a la sociedad hacia la izquierda, de lo contrario el ciclo de cambio tiene corta vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario