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lunes, 22 de noviembre de 2010

barrio de los desafortunados


Doce bocas de venta de droga funcionan en las escasas 158 manzanas de la Ciudad Vieja y alrededor de mil personas viven en el barrio pero en situación de calle, marginales o semimarginales. Ciudad Vieja: un barrio que se alista a recibir a unos 300.000 cruceristas esta temporada y no puede controlar la delincuencia. Es la cara visible de la ciudad a los ojos de los extranjeros, aunque, desde hace unos ocho años, perdió el protagonismo que supo tener. Hoy, sigue siendo la imagen de “Uruguay Natural”. A la par, tiene 56 fincas en ruinas, baldíos, un asentamiento en crecimiento y graves problemas de seguridad.

En Ciudad Vieja convive la movida nocturna con 36 boliches, con 12 centros educativos, museos, un centro comercial, el puerto, un hospital, las principales casas bancarias, restaurantes de categoría y centros culturales como el Teatro Solís. Pero está muy lejos de lograr la perfección.

Según datos oficiales a los que tuvo acceso Ultimas Noticias, entre 30 y 40 personas son detenidas cada fin de semana por robos o disturbios y, según dicen, además de los móviles fijos, sólo dos están a disposición de la Policía para enfrentar la conflictiva zona.

Basta con que se registre un accidente de tránsito y un incidente un fin de semana para que los recursos no alcancen.

Según un reciente relevamiento, 80 personas viven en los espacios verdes de las inmediaciones, además deambulan unos 11 menores. Sumado a estas personas sin rumbo, se calcula que entre 9.000 y 1.350 de las personas que viven de forma estable en Ciudad Vieja están en situación de calle, son marginales y semi marginales.

Quienes trabajan desde hace tiempo en la zona aseguran que hay una generación entera que retornó hace unos años al barrio pero que sólo lo perjudican.

“EL LUGAR PARA CONSUMIR”

El número de bocas de venta de drogas en Ciudad Vieja es disparatado, dicen los entendidos. Algunos definen al barrio como “el lugar para consumir” ya que, en él, confluye la circulación de gente, el turismo y la venta de droga. Por lo tanto, muchos arriban, roban, consumen y se van.

De acuerdo a la información brindada por fuentes consultadas por Ultimas Noticias, la cantidad de bocas de venta de drogas son disparatadas para las dimensiones del barrio. Una sola boca incluso fue allanada más de tres veces pero sigue existiendo.

Sucede que la gran afluencia de público uruguayo durante la semana, los fines de semana y la circulación durante todo el año de extranjeros generan un ambiente propicio para la venta. Pero, además, esas personas son el medio de acceso de los adictos a sus dosis diarias.

Se estima que en Ciudad Vieja viven entre 8.000 y 10.000 personas de manera fija. Además, entre 200.000 y 250.000 personas fluctúan durante la semana porque van a trabajar, visitar un enfermo, atenderse, estudiar o salir a comer. La circulación constante de público genera el ambiente perfecto para el “ratero”.

Según el relato de una de las personas que trabaja en la zona, hace poco tiempo un turista que se hospedaba en Ciudad Vieja fue víctima de un robo y, por el shock de la situación, estuvo tres días encerrado en el hotel sin salir. Esa persona representa la imagen de país en el mundo y en otros potenciales turistas y el hecho tiene graves repercusiones en el turismo futuro de la capital. Sin embargo, año tras año Ciudad Vieja en particular como paseo, y Montevideo en términos generales, cada vez más se publicitan como destinos turísticos.

Incluso, según los pronósticos oficiales, en la temporada 2010-2011 llegarán por el puerto de Montevideo a visitar la ciudad unas 300.000 personas que arribarán en cruceros y que generarán ingresos para el país de unos U$S 30 millones.

Pero todavía los robos son difíciles de controlar y la Policía no cuenta con las herramientas necesarias para hacer frente a la situación y “alejar” a los turistas y montevideanos de esta realidad.

Carteras, monedas, ropa, sirve lo que sea para aquellos que deambulan entre los extranjeros que están de visita.

La Policía hace lo que puede pero, además de tratar de evitar estos ilícitos, muchas veces tiene dificultades para identificar al ladrón que se esconde en edificios en ruinas y oscuros. Personas que circulan con asiduidad en la zona, consultadas por este matutino, aseguraron que incluso alumnos del liceo Nº 1 roban y usan el centro educativo como escondite.

Las incautaciones constantes que se hacen en la zona generan una carga importante y la Policía Comunitaria realiza un trabajo en la zona con padres, alumnos, comerciantes, trabajadores del barrio y empresarios.

Los turistas son presa fácil por entenderse que están de paseo, desconocen la zona y traen dinero para gastar en el país. Sin embargo, en el último tiempo, las mismas enfermeras del Hospital Maciel que salen sobre las 18.00 horas, también son blanco de robos en las paradas o en el trayecto para tomarse el ómnibus de regreso a sus casas.

Es más, en sus recorridos, muchas veces deben ser escoltadas por la Policía y, en ciertos puntos críticos, hay vigilancia las 24 horas del día por la peligrosidad.

ASENTAMIENTO

El hacinamiento en la zona y el deterioro de ciertas construcciones también preocupa. Se calcula que hay cinco conventillos, enganchados o sin servicios básicos.

Sobre Piedras e Ituzaingó hay un asentamiento en construcción.

El mismo, a diferencia de los asentamientos que están ubicados en zonas marginales, está en el pleno corazón de Ciudad Vieja.

Se encuentra en un terreno que la Intendencia de Montevideo había aplanado para regularizar. Sin embargo, hoy está ocupado por personas que construyeron casetas allí.

El alcalde del municipio B, Carlos Varela, aseguró a Ultimas Noticias que están estudiando el caso en procura de una solución.

Según datos de un reciente relevamiento, en una de las casas ocupadas con riesgo de derrumbe hay 12 familias. Además, hay cinco conventillos con gente hacinada en condiciones similares a las de un asentamiento.

RESTAURANTES CIERRAN DE NOCHE POR LA DELINCUENCIA

Algunos restaurantes decidieron cerrar por la noche para evitar incidentes o robos. El presidente del grupo Ciudad Vieja, José Luis Simone, aseguró a Ultimas Noticias que la noche “le hizo muy mal” al barrio aunque asegura que la zona está repuntando.

Se calcula que en Ciudad Vieja hay alrededor de 1.000 comercios pero es el rubro de restaurantes el que ha tomado medidas de precaución y algunos hoy se limitan a abrir sólo durante el día.

Hace ocho años, según dijo Simone, el barrio vivió su esplendor aunque la noche terminó con el éxito.

Hoy, en épocas de repunte del barrio según dicen algunos comerciantes, todavía funcionan unos 36 boliches. Éstos atraen población de otros barrios. Muchos de ellos llegan a Ciudad Vieja con dinero hurtado. A su vez, roban en el barrio para consumir en las bocas de venta de droga, en los boliches y luego alejarse.

La cantidad de fincas ocupadas, muchas de extranjeros que compraron pero no se hacen cargo de las mismas, son lugares ideales para los ladrones que ocultan los objetos robados. Se escabullen en predios con construcciones en peligro de derrumbe y en el horario de la noche, cuando la policía no puede entrar a las fincas a hacer allanamientos.

La Policía realiza controles permanentes en las puertas de los boliches y otro operativo particular de custodia de motos, ya que es el medio más usado para robar y huir. Sin embargo, los medios de que disponen no alcanzan.

Para los entendidos que viven o trabajan en el barrio, las cuatro terminales de ómnibus que están en la jurisdicción de Ciudad Vieja contribuyen al clima de inseguridad y perjudican la imagen de barrio turístico. Aseguran que las mismas no fueron previstas cuando se impulsó el barrio como casco histórico de la ciudad.

No obstante, Simone asegura que hoy “la zona se está levantando”, hay nuevas inversiones, construcciones y se mejoró el tema de la limpieza y la luz, dijo.

SEGURIDAD Y LIMPIEZA, LO QUE MÁS PREOCUPA

Vecinos creen que la seguridad es uno de los puntos que se tiene que mejorar en el barrio, según los resultados de la “Encuesta Ciudad Vieja 2010”. Más de las tres cuartas partes de los encuestados también mencionaron el problema de la limpieza, los espacios verdes y aspectos de infraestructura.

Casi un 50% de las personas que fueron consultadas dijo que la inseguridad, la delincuencia, el consumo y la venta de droga son las características del barrio que menos les gusta. No obstante, reconocen mejorías en el barrio en los últimos diez años.

Sobre el nivel de inseguridad, se especifica que un 38% cree que hoy el barrio es bastante o muy seguro y casi la mitad que es inseguro.

La limpieza también fue criticada por algunos de los vecinos. El 13% dijo que era lo peor de su barrio, y sobre la evolución del servicio en el tiempo, el 20% dijo que ha empeorada mientras el 50% cree que hoy es mejor.

En relación a las viviendas, el 63% de las mismas tiene problemas de mantenimiento. Casi la tercera parte por problemas de humedad, caída de revoques, poca luz o muros agrietados. La quinta parte, dijo tener las puertas o ventanas en mal estado y un poco más del 10% tiene humedad en los cimientos o poco ventilación.

Los datos también reflejan que la población que vive en Ciudad Vieja es mayor en edad a la de otros barrios. Además, casi todos son de ascendencia blanca y, en segundo lugar, afro o negra.

A su vez, el 40% de los que hoy viven son personas que siempre vivieron en el barrio. Dentro de quienes arribaron de forma tardía, a una edad más adulta, el 65% lo hizo entre el 2000 y 2010, muchos llegaron de zonas costeras o centrales de la capital.

Pero, el aspecto emotivo no fue la principal razón que motivó a la persona a mudarse al barrio. La mayoría de los que llegaron a Ciudad Vieja de forma tardía, dijo que lo hizo por el valor que hoy tienen las viviendas allí en comparación a otros lugares de la capital.

A pesar de los nuevos arribos, la población que vive en el barrio ha venido disminuyendo a un ritmo importante. En 2004, en Ciudad Vieja habitaban 12.911 personas y había 7.266 viviendas. Se estimaba, hace seis años, que 5.516 de las viviendas eran hogares particulares y 36 eran colectivos.

En referencia a las características de sus pobladores actuales, el informe preliminar demuestra que el 62% de quienes tienen más de 12 años trabaja. En segundo lugar y con un 18% del total que habita el lugar son jubilados, personas que viven de las rentas o pensionistas. El 12% son estudiantes y apenas un 6% se dedica a hacer las tareas del hogar.

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