En los últimos diez días Estados Unidos mató a 48 personas con bombardeos de aviones no tripulados (drones), lanzados de manera ilegal en territorio de Pakistán, sin autorización ni notificación a las autoridades de ese país.
Si bien el gobierno paquistaní no se ha pronunciado acerca de estos ataques con la misma dureza que en otras ocasiones, lo ocurrido no parece una buena señal para un eventual acercamiento entre Islamabad y Washington, buscado desde la última cumbre de la OTAN realizada a mediados de mayo.
Incluso ayer el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, dijo estar confiado en que esa alianza alcance “en un futuro muy cercano” un acuerdo con Pakistán para reabrir las rutas de abastecimiento de las tropas aliadas en suelo afgano. El gobierno paquistaní cortó el paso de esas rutas después de que Estados Unidos asesinara a más de una veintena de sus soldados en un ataque con drones.
El sábado 26 de mayo cerró una semana en la cual tres ataques de ese tipo causaron la muerte de 17 personas. Si bien la semana pasada los ataques disminuyeron, ésta se perfila todavía más sangrienta: en los últimos tres días tres ataques asesinaron a 24 personas.
Se supone que Estados Unidos dispone de “indicios” de que las víctimas son integrantes de grupos armados que operan en Afganistán, y que no se basan exclusivamente en que se trata de personas agrupadas en Waziristán Sur o Waziristán Norte, zonas fronterizas de ese país consideradas bastiones de la insurgencia talibán. Si bien el gobierno estadounidense defendió meses atrás sus ataques con drones en zonas de conflicto, no se especificó cuáles son los indicios en los que se basa al aprobar el bombardeo a un grupo de personas o de una edificación. Tampoco se supo, en su momento, cuáles fueron los “indicios” que llevaron al ataque de noviembre contra “insurgentes”, que resultaron ser 24 soldados paquistaníes.
La semana pasada The New York Times indicó que quien evalúa si deben lanzarse esos bombardeos es el propio presidente estadounidense, Barack Obama. Según indicó Tom Dillon, asesor de seguridad de Obama, el mandatario intenta “mantener la correa corta” de los ataques con drones y por eso quiere ser él quien tome las decisiones sobre “hasta dónde deben llegar estas operaciones”. El diario informó que Obama toma muchas precauciones y “medidas extraordinarias” para evitar víctimas civiles. Sin embargo, estas víctimas son habituales.
En el caso del ataque efectuado ayer, la identificación de los cuerpos estaba demorada por la necesidad de verificar algunos datos. Éste fue el octavo desde el 23 de marzo y el que causó más muertes, 15. El primer misil mató a tres personas, dijeron oficiales de seguridad a BBC; se esperó a que otros se acercaran a las víctimas y se lanzó el segundo misil, que mató a 12.
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