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viernes, 23 de marzo de 2012

limitaje


El periodista Miguel Wiñazki, secretario de Redacción de Clarín, conversó con Montevideo Portal sobre los desafíos que las nuevas aplicaciones tecnológicas imponen al periodismo, la relación entre el relativismo y la noticia, la multiplicación de contenido, y la "guerra" entre el gobierno argentino y el diario Clarín. Wiñazki es Professional Journalism Fellow por la Michigan University y licenciado en filosofía. Vino a nuestro país para presentar el Programa de Periodistas para no Periodistas que dará laHace ya algunos años, los universitarios les generaban muchos problemas a los periodistas y los periodistas a los universitarios. ¿Cree que en las redacciones aún persiste esa tensión entre un saber académico y uno práctico?
Creo que hay que aprovechar las riquezas de cada uno de los ámbitos y generar un mix. Me imagino un profesional periodista con el background que proveen los saberes teóricos y también los prácticos.
Me parece que un periodista que ignore los conceptos esenciales que hacen al sistema político o incluso los saberes que tienen que ver con la economía y los mercados, es un periodista obnubilado en un sentido. Pero si ingresa a la redacción un universitario que no sabe hacer un epígrafe también algo esencial falta. Se trata de asociar la academia a las redacciones, esta es la clave. Esa es la manera de hacer fecunda esa tensión. Aprendiendo los unos de los otros.
El intercambio entre lectores y periodistas se multiplicó en los últimos años ¿Cree que los lectores necesitan herramientas periodísticas para asumir ese intercambio y tener un mejor acceso a la información?.
Sí, porque el auge de las redes sociales- que es una revolución- no necesariamente en una primera etapa implica una optimización de la comunicación efectiva. Decir cualquier cosa no es comunicar. Si vos comunicás información a la cual accedés mejor, manejando ciertas habilidades periodísticas generás un diálogo más rico, porque se habla sobre algo tangible.
Por otro lado, en un sentido, todos somos periodistas. Yo venía recién por la calle-como aquí soy ciudadano y no periodista porque no estoy trabajando- venía con una perspectiva de quien mira las cosas con cierta distancia. Y aparece el negro (Ruben) Rada. En un rol más de ciudadano me pareció una maravilla y le saqué una foto pero tenía el archivo lleno en el celular y no me salió. Debería haber aprendido mejor, saberes básicos del periodismo, como chequear el archivo.
Las nuevas tecnologías implican nuevas velocidades y cambios en algunos roles comunicacionales. Por ejemplo, un dirigente político que debe informar a la interna de su organización lo que pasó en una reunión, ya no tiene unos días para elaborar un informe sobre qué decisiones se tomaron en la reunión, más bien debe informar sobre el cómo, sobre aspectos contextuales de esa reunión porque las decisiones que se tomaron en ella ya fueron publicadas a los pocos minutos en las redes sociales. ¿Cómo está afectando esos cambios de velocidades y roles al periodismo?
Soy un gran defensor de Twitter. Me parece un medio extraordinario y muy confiable, como Wikipedia. Wikipedia tiene menos errores que la Enciclopedia Británica; de hecho la Enciclopedia Británica cierra. La comunidad de partícipes de Twitter y de Wikipedia, corrige errores y tiene mil variantes comunicacionales superlativas; las humorísticas, la ironía. Los que ignoran las nuevas tecnologías creen que es una cosa fría. Naturalmente nos cambia a todos. Al punto que uno podría preguntarse si habrá medios de comunicación más allá de 140 caracteres.
Ya salió y ya lo sé y lo sé desde un aparato que más que un teléfono es una computadora personal. Si quiero saber más, Twitter me linkea a donde yo puedo profundizar. De tal manera, que se plantó un desafío fuertísimo para el periodismo profesional. Cómo enriquecer aquello que ya fue dicho y que las audiencias en tiempo real comprenden. ¿Por qué uno habría de comprar un diario, si ya lo sabe por Twitter? Es una pregunta válida ¿Por qué pagar? Uno diría que una cosa es el acto comunicacional ocasional y voluntario, y otra es el acto comunicacional como profesión y permanente.
Un medio tiene el capital y la decisión para investigar un tema de principio a fin, de poner un equipo de investigación. Uno no es un periodista ocasional y allí en esa perseverancia y en esa inversión de tiempo y de dinero, el periodismo profesional aplica sobre la información cruda un plus de información y de calidad narrativa. El New York Times llega a los 500 mil ejemplares de lectores que pagan por obtener contenidos que no circulan por todas partes porque quienes escriben son los especialistas, porque son los mejores del mundo.
Por allí, por la calidad y la continuidad, el periodismo tiene un futuro. Sale esta nota en Montevideo Portal y sabés que en el acto la van a criticar, en reversión del sistema de emisión, uno ya no es meramente el emisor, sino que el emisor de repente es cualquiera. Es un gran momento para el periodismo, donde cada vez hay más lectores, más participes, más interrogantes y más certezas, es un momento fantástico.
Uno de los elementos de expresión de la competencia de mercado en el periodismo era la primicia. La primicia quedaba 24 horas impresa en un diario. Hoy ¿Qué importancia tiene ser el primero?
Ya no importa ser el primero sino comunicarlo mejor y con más elementos y eso redunda en la calidad. Comunicar mejor, saber la trama secreta, indagar, investigar, contrastar. El primero va a ser el que estuvo allí, vio el incendio en la calle, sacó una foto y lo publicó. Hay un futuro para la acción periodística incluso del lado económico. Esta cuestión de la voluntad de invertir para obtener información.
Clarín es uno de los diarios de papel más vendidos en Iberomérica, junto con El País de Madrid y El Mundo. ¿Por qué cree que se da eso? Eso es una cosa muy interesante ¿Por qué se compra Clarín? ¿Por nada? Evidentemente no.¿Por qué un diario existe? Hay múltiples factores que hacen que la venta persista, la gente no compra lo que no sirve para nada. Hay una cuestión de diseño. Una cuestión central de un diario es la calidad de la información, de una lectura simple. Hay un caudal de calidad tipográfica y de estudios psicoperceptivos. La tipografía es muy valiosa porque genera un mensaje en sí mismo, una tipografía muy pesada está asociada a una información dura, una liviana a una reflexión, a un escenario a una noticia del mundo del espectáculo. Hay factores gráficos, tipográficos, fotográficos y narrativos.
En Clarín yo soy jefe de capacitación periodística. Clarín no se escribe de cualquier manera. Hay muchísimos estudios sobre lo que se llama eye tracking, que es el patrón de riesgo visual de un tipo leyendo una noticia. Te ponen una maquinita y ven donde la pupila se detiene para ver información y está comprobado-por lo menos hasta ahora- es que si uno escribe una oración más larga de lo que los criterios de eye tracking postulan el ojo se fuga, se va. Una oración es hasta un punto. Y si un párrafo tiene más de cuatro o cinco oraciones y continúa sin que haya un punto y aparte, el ojo tiende a partir.
Para escribir en un diario masivo hay que manejar una cantidad de criterios fundados en la investigación científica y empírica. No es que ingresa un profesional a Clarín y le dicen 'tomá, escribí 200 líneas'. Tiene que estar entrenado. No es casualidad. Hay una economía narrativa, un diseño muy pensado y hay investigaciones periodísticas que a las personas les interesa y les son útiles, por eso el periodismo existe. Los medios que sobreviven, sobreviven por razones que pueden explicitarse. Si no, las audiencias serían una masa decapitada que compra por hábito aquello que no les sirve y no es así.
La cantidad de información en un medio es crucial. Nosotros tenemos estudios que indican que la cantidad de información que hay en Clarín triplica a la competencia.
¿Y eso influye pese a que por lo general se lea una parte mínima de lo que se ofrece?
Se lee poco en términos de extensión, pero se lee mucho en términos de diversidad, se lee más que nunca. Un niño de 14 o 15 años que está enviando mensajes por el celular y que los recibe, está leyendo. Se ha criticado mucho porque se tiende a la abreviatura y a cambios terminológicos y la utilización de símbolos. Ese ejercicio de lectoescritura es un ejercicio que antes no existía de esta manera y que implica una incorporación mayor de personajes que alfabetizados incrementan su capacidad de lectoescritura, es formidable.
Se critica la probable enajenación de los chicos. Ciertamente hay un límite que atraviesa la enajenación, pero hay un aspecto positivo que es desarrollar habilidades intelectuales, como es la complejísima tarea de conocer la ductilidad de la lectoescritura. Un nuevo dialecto es una creación muy importante. Hay un nuevo lenguaje tecnológico, una tecnoescritura, un aplicar desde los dedos, generar significados. Es una cosa extraordinaria para estudiar, ha cambiado la semiofísica, la física de los signos. ¿Cómo articular signos comunicativos como una nueva semántica, a través de la utilización de los aparatos móviles?.
Eso implica experiencia...
Exacto, hay que saber. De hecho, este fenómeno de la superación de los pibes respecto de los adultos en el manejo de la tecnología presenta un desafío tremendo ya no al periodismo tradicional, sino a la educación. Resulta que el educando sabe más que el educador respecto de esto. Un desafío que obliga a repensarlo todo, muy interesante y muy atractivo. No hay que caer en la crítica por ignorarlo. Ni apocalípticos, ni integrados.
A veces uno toma 30 noticias de un caso internacional y resulta que en esas 30 noticias hay tres o cuatro fuentes nomás. ¿La posibilidad de reiteración que implican las nuevas tecnologías va en detrimento de la diversidad de fuentes?
Eso es lo que dice un comunicólogo argentino que viven en Estados Unidos, que se llama Pablo Boczkowski, de la Northwestern University, donde analiza que hay un solapamiento de las noticias revestidas de diversidad y en realidad se acude a las mismas fuentes y no se dicen cosas muy distintas. Hay otro problema que es pariente de este, que es el sistema de las televisoras por cable de noticias, que operan en un presente perpetuo, indefinido y reiterativo de manera que si uno se pasa viendo, vio el mismo hecho 300 veces y parece que fuesen hechos diferentes en un sentido y sin embargo es uno. Por reiteración se genera un efecto de diferencias. Allí hay otro tema que en nuestro país es muy fuerte; la intención de los gobiernos de cerrarse a los medios de comunicación y amurallarse, y no tener fuentes confiables para averiguar qué es lo que pasa.
¿Qué siente un trabajador de Clarín cuando ve a un funcionario del gobierno, como el vicepresidente Amado Bodou, con una remera que dice Clarín Miente?
Eso es pésimo. A mí me toca de cerca porque esa investigación sobre Boudou la sacó mi hijo (N. de R.: la investigación divulgada en primera instancia en el programa "Lanata sin filtro", de Radio Mitre, en la que se vincula a Boudou en un caso de corrupción con una imprenta autorizada a imprimir dinero). Estuvo varios meses trabajando en el asunto y la respuesta del vicepresidente es ponerse una remera y decir Clarín Miente. Genera el deseo de hacer más investigación y la verdad que una suerte de bronca porque es un desprecio al que trabaja. Yo soy editor de medios de Clarín y terminamos después de 12 horas de trabajar la página, nos da bronca si un tipo dice ´Clarín miente´. Primero porque uno no es Clarín, uno es un periodista y si vos mentís, tu capital profesional se desmorona en media hora, si mentís a sabiendas. Es un gran esfuerzo la tarea periodística y con total irresponsabilidad e ignorancia se supone que formamos parte de una iglesia de talibanes y fanáticos que respondemos a un monstruo que manipula nuestra voluntad para que digamos todo el tiempo falsedades. En Clarín hay un conjunto muy heterogéneo de periodistas, de biografías diferentes, de historias. Ahora Clarín Miente, por lo tanto yo miento, Hermenegildo Sabat miente, lo dijo la presidenta argentina, Daniel Santoro también miente. Pero Daniel Santoro es periodista de Clarín y profesor de la escuela García Márquez, no es un esclavo. Todos mienten. ¿Quién dice la verdad? ¿El funcionario? Todos nos equivocamos. Que hay condicionamiento de los medios, el mismo hábitat te condiciona, pero un periodista no es lo que un medio hace de uno sino lo que uno hace en el medio en el cual trabaja. Si no se ha terminado la libertad, negar la condición humana de los periodistas es muy grave y además se hace para ocultar casos reales de corrupción. A uno lo acusan por portación de patrón. Hay unas políticas del nombre propio en la prensa, uno es uno. La firma juega.
Durante el velatorio de Néstor Kichner, el público se volcó a cantar contra Clarín. Esa guerra contra Clarín se ha extendido, está institucionalizada, va más allá de un gobierno que se cierra ¿Cómo revierte eso Clarín?
Yo creo que esa estrategia oficial ha prendido. La única forma es no pelear por pelear. Es fácil decirlo pero muchas veces. y hacer más y mejores investigaciones. No descalificar e informar cada vez más, es la única forma racional de superar ese prejuicio que se ha instalado en algún sector, porque a la vez los números de Clarín nos indican que la venta de Clarín no decreció en el impreso y en la página web crece.
Vos decís yo miento pero ¿usted estuvo tal día en tal momento? En periodismo no hay una tercera posibilidad. Hubo un choque o no lo hubo. Usted firmó este papel o no lo firmó. Después alguien puede decir 'sí firmó ese papel y nos parece muy bien la estrategia de lavar dinero de los gobiernos porque creemos que la revolución así lo amerita', eso es una opinión. Pero el hecho es binario.
¿Hasta dónde esa conflictividad no dificulta el hecho de hacer un periodismo justo? A veces es más difícil ser justo con el enemigo que con el amigo.
Sí, lo dificulta, por eso yo digo que se trata de apostar más a la investigación propiamente dicha, de ir a la ardua búsqueda de lo irrefutable. No voy a pelear con usted. Tengo esta documentación y esta foto. La tentación de participar de la misma lógica es fuerte. Además los intereses privados existen, el periodismo está en medio de los intereses creados, por eso es interesante, porque plantea posiciones reales materiales y concretas. Este conflicto de intereses es lo que le da lugar a la necesidad de participar de ese debate.
¿Cómo cree que afecta al periodismo, la multiplicación de realidades que plantea la posmodernidad? Si yo tengo mi verdad y usted la suya ¿para qué vamos a discutir?
La cuestión de relativismo nos lleva a un cierto tipo de confusiones. Tenemos que distinguir entre relato y representación. Si yo voy a ver un clásico y cuando Peñarol hace un gol, ¿digo que es gol de Nacional? Hemos acordado que los que tienen amarillo y negro son de Peñarol y los tricolores son de Nacional. Si no estamos de acuerdo en eso no hay juego posible. ¿Un enfermero tienen que salvar la vida de los pacientes o matarlos? Si todo es relativo, hoy no habría ninguna noticia en el Uruguay ni en el mundo. ¿Todo es relativo, al tipo se le ocurrió inyectarles aire?. No es todo relativo. En Google Earth yo escribo Montevideo y confío que el GPS me lleve. En el relato yo puedo inventar cualquier cosa: "salí de la Rambla y llegué en 20 minutos a Indochina, ese es el campo del relato y eso es lo que en Argentina el kirchnerismo supone. Confunde relato con representación. Relatar cualquier cosa es una catarsis estética pero no es periodismo. La cuestión de la posmodernidad plantea la muerte de los grandes relatos, los criterios de verdad tradicionales en función de un pensamiento débil pero eso es para hablar de la época de los grandes relatos, del marxismo, el psicoanálisis, que son intentos de comprensión absoluta. No hay una comprensión absoluta, de eso nos hemos despojado pero hay una compresión de determinados hechos en determinados momentos. Hay una convención de determinado proceso. El partido dura 90 minutos, no dura cuatro días, si no es la locura y la locura es literalmente letal. De hecho, el Instituto de Estadísticas y Censo dice que no hay inflación. Todo es relativo. Pero el salario está decreciendo día a día. Relatá lo que quieras pero ponelo en un libro de ficción.

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