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jueves, 23 de junio de 2011
no hubo gran batalla
Santos ganó su tercera Copa Libertadores al derrotar a Peñarol 2-1 en Pacaembú. Neymar, quien debió ser expulsado por Pezzotta, marcó el primero, y Danilo aumentó. A 12 minutos del final descontó Durval en contra, pero no le alcanzó al carbonero.
Peñarol dejó todo y se viene de Brasil mordiendo bronca pero con la frente en alto. Los mirasoles no pudieron con un rival que fue superior a lo largo de los 180 minutos, y cerraron con una dolorosa derrota lo que fue su mejor Copa Libertadores en las últimas dos décadas.
El primer tiempo se fue sin goles y estuvo bien. Santos dispuso de la pelota y el dominio territorial, pero generó pocas situaciones de gol aunque claras. Sosa le tapó dos remates a Elano, uno en movimiento y otro tiro libre, pero en el resto del primer tiempo tuvo poco trabajo.
Peñarol se agrupó atrás y realizó un trabajo interesante en el mediocampo, cortando circuitos y tapando la subida de los laterales. El que más lo complicó fue Ganso, parándose por momentos a espaldas de Aguiar y Freitas.
En ataque, el carbonero apostaba a un contragolpe que no llegó. Más allá de alguna aproximación buscando la velocidad de Martinuccio o la cabeza de Olivera, el arquero Rafael tocó apenas un par de pelotas sin remates francos.
Neymar hacía poco y nada. Bien absorbido por Alejandro González, de estupenda labor, el delantero le metió un planchazo que en Uruguay es expulsión. Sin embargo, Pezzotta le mostró la amarilla y el defensor aurinegro tuvo que dejar el terreno por un esguince de rodilla que se confirmó minutos después.
Sin emociones y con mucha imprecisión, se fueron igualados sin goles al descanso en un partido cuyo marco superó ampliamente lo exhibido por los protagonistas, como suele acontecer en las finales.
Ni bien comenzó el segundo, Santos golpeó y fue letal. En una jugada colectiva de derecha a izquierda, Arouca terminó habilitando a Neymar y éste definió al primer palo de Sosa. Fue el 1-0 que hizo explotar Pacaembú y le quitó la calma a los carboneros.
Durante varios minutos los hombres de amarillo y negro fueron a la caza de Neymar, y el joven crack de parabienes. Sacó la pizarra, fiel al estilo de su país, y ofuscó a todo el fondo mirasol que de a poco recobró la tranquilidad y lo marcó mejor.
No se veía el gol de Peñarol por ningún lado. Santos empezó a manejar la pelota al ritmo de Elano y Ganso, los cerebros del equipo, ayudados por el manejo siempre criterioso de Arouca, revoleado por Corujo en un contragolpe. Pezzotta apenas lo amonestó cuando era roja directa.
El otro volante, Adriano, cumplió otra vez con su cometido y anuló completamente a Martinuccio. A ellos se sumaba Danilo, que en el segundo tiempo empezó a subir y fue un infierno. Así fue como llegó el segundo tanto, cuando con un enganche hizo pasar a Darío Rodríguez entrando al área en diagonal y la acomodó al segundo palo con un toque sutil de zurda.
Parecía liquidado, pero Aguirre metió mano y Peñarol fue al frente. Ya había entrado Urretaviscaya (de flojo desempeño) por Mier, y a 12 minutos del final ingresó Estoyanoff por Albín. En su primera intervención, el Lolo se juntó con Urreta y mandó un centro que desvió hacia su arco Durval. Y revivió el manya.
Empujó sobre el final, pero estuvo más cerca Santos de contragolpe de aumentar que Peñarol de empatar. Ze Eduardo se lo perdió dos veces, y el palo se lo negó a Neymar, quien volvió a simular una infracción pero ni por decreto vería su segunda amarilla. Pezzota adicionó tres minutos: uno transcurrió con el arquero brasileño en el piso y lo terminó 10 segundos antes con tiro libre a favor de Peñarol. No fuera cosa que empatara.
Con incidentes al final, terminó festejando Santos su tercera corona continental.
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