La presidenta argentina Cristina Fernández dijo que "estos últimos años de realizaciones" han puesto a Argentina en "un lugar inimaginable en un mundo que se derrumba". Fernández, que todavía no confirmó si se postulará o no a la reelección, participó de los actos conmemorativos de la Revolución de Mayo, y recordó el octavo aniversario del inicio del gobierno de Néstor Kirchner.
La presidenta de Argentina, Cristina Fernández, reivindicó la gestión de su fallecido esposo y antecesor en la Jefatura del Estado, Néstor Kirchner, al encabezar en el norte del país el 201 aniversario de la Revolución de Mayo.
"Estés donde estés quiero decirte, Néstor, que tu sueño se hizo realidad", exclamó Fernández en un acto llevado a cabo en la ciudad de Resistencia, capital de la provincia de Chaco, a unos 1.000 kilómetros al norte de Buenos Aires.
La mandataria, a quien se le quebró la voz en varios tramos de su discurso, recordó cuando hace exactamente ocho años Kirchner juraba como presidente de Argentina.
"Sentada en mi banca de senadora tuve la sensación de que con ese hombre desgarbado, que había venido del sur, el país iba a comenzar un camino distinto, de realizaciones y transformaciones", comentó, arropada por su Gabinete en pleno y por el gobernador de Chaco, Jorge Capitanich.Fernández dijo que hace un año, cuando se cumplió el Bicentenario de la Revolución de Mayo y "todo el pueblo se volcó a las calles" para celebrarlo, tuvo la "certeza" de que Argentina "estaba remontando una historia de divisiones".
"Ese 25 de mayo quedará imborrable en mi memoria", matizó ante una multitud que pidió su reelección en los comicios de octubre próximo.
La presidenta consideró que "estos últimos años de realizaciones" han puesto a Argentina en "un lugar inimaginable en un mundo que se derrumba" y pidió a Dios que le diera "fortaleza, entereza y humildad" para "seguir construyendo una sociedad mejor".
En el primer tramo de su discurso, Fernández agradeció al arzobispo de Resistencia, Fabriciano Sigampa, por destacar en el tedéum que ofició la incorporación de las embarazadas en el Programa Asignación Universal por Hijo, lo que el religioso calificó como "una medida inclusiva".
Mediante esta iniciativa, lanzada en 2009, trabajadores desempleados e informales cobran un subsidio por cada hijo, bajo la condición de que los niños vayan a la escuela y cumplan con el calendario de vacunación.
"Sé que usted lo ha hecho porque es mujer, porque es madre y sabe lo que es llevar un hijo en el vientre", dijo en su agradecimiento el arzobispo.
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