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domingo, 27 de marzo de 2011

la justicia no es ciega , sino estúpida



INAU. Justicia sigue indagando a un joven con salidas transitorias que se presume que asesinó al almacenero de Capurro El "Prandon" (17), fugado, cometió un homicidio y varias rapiñas | INAU. Aseguran que sospechoso cumplía con régimen de salidas pero la noche del crimen no regresó al hogar El Prandon: a sangre y fuego, volvió a la Berro Las fallas del INAU permiten que menores cometan asesinatos y rapiñas. Un adolescente mató a dos personas tras fugarse. Otro es sospechoso de haber asesinado al almacenero de Capurro en una salida transitoria.

Desde hace dos días, "El Prandon" (17) se encuentra alojado en un hogar de la Colonia Berro. La Justicia de Menores le inició procedimientos por dos homicidios -uno de ellos en grado de tentativa-, dos rapiñas, dos hurtos y un desacato. Lideraba la "banda de la túnica" porque dos de sus cómplices eran niños de 12 y 13 años que usaban uniformes escolares y moñas en los atracos.

Junto con "El Prandon" también fue internado F.D.S., de 13 años, integrante de la gavilla. La Policía todavía no capturó al tercer integrante de 12 años. Según declaró el menor a la Justicia, hacía más de un año que se había fugado del INAU.


Otro caso que muestra las deficiencias del sistema penal adolescente es el historial de A.P. (18), quién goza de un régimen de salidas transitorias del hogar Cimarrones del INAU.

En el año 2010, junto con otros dos menores, A.P. copó la casa de un anciano para robarle la jubilación. Tras ser capturado, el fiscal de Menores, Enrique Zubía pidió su internación en el INAU con medidas privativas de libertad. Sin embargo, la jueza Teresa Larrosa decidió otorgarle al entonces menor, libertad domiciliaria asistida.

Zubía apeló y el Tribunal de Apelaciones le dio la razón. Como hacía varios meses que A.P. estaba bajo ese régimen, Larrosa, Zubía y el INAU decidieron derivarlo a Cimarrones.

Según fuentes de la Seccional 7ª, ese menor es sospechoso de cometer rapiñas durante sus salidas del hogar. Ayer declaró por el crimen del almacenero Aníbal Luna, ocurrido en Capurro el miércoles 23.

El régimen de salidas de A.P. era de 8 a 22 horas. Sin embargo, ese miércoles el joven no regresó al hogar Cimarrones.

Efectivos de la Seccional 7ª le preguntaron adonde había ido a dormir y dijo que a la casa de la novia que vive en Colón.

La Policía considera que no tiene coartada pero él insiste con su inocencia. Tras declarar ayer, la Justicia liberó al "Negro Damián" y A.P. volverá a testificar hoy.

Al enterarse que A.P. estaba detenido como sospechoso de matar al almacenero de Capurro, el fiscal Gustavo Zubía se comunicó ayer con autoridades del Hogar Cimarrones para averiguar si el joven cumplía o no con el régimen de salidas transitorias. Le respondieron en forma afirmativa.

En el año 2009, durante una visita sorpresa realizada a ese centro en horas de la noche por tres jueces de Menores y Zubía, constataron que 10 de 17 internos que cometieron delitos graves no cumplían el régimen de salidas de ese centro.

Uno de los menores que no se encontraba en el hogar durante la visita de los jueces era Vladimir, a quien se le inició procedimiento por la muerte de un hincha de Aguada.

UN BOLLO. El principal problema que tiene la Policía para identificar a los rapiñeros del almacenero de Capurro es que estos utilizaron cascos para ocultar su identidad.

Sobre las siete de la tarde del miércoles 23, dos individuos llegaron en moto al minimercado de Larrobla y Uruguayana. Mediante amenazas con armas de fuego redujeron al propietario del comercio, Aníbal Luna de 42 años. Los delincuentes pidieron más dinero y Luna les dio su billetera.

Antes de huir uno de los delincuentes le efectuó un disparo a quemarropa en el pecho al comerciante, quien murió minutos después.

Según operadores judiciales, el elevado nivel de violencia mostrado por los menores es producto de otra falla del sistema: el beneficio que obtienen en las rapiñas es elevado y los costos -internación en el INAU- son bajos. "Doctor, lo que ocurre es que una rapiña es un bollo. Y no pasa nada con el INAU", respondió un adolescente a un operador judicial durante una audiencia.

Entre enero y noviembre del año pasado ocurrieron 12.442 rapiñas, según el ministro del Interior, Eduardo Bonomi. Muchos de estos delitos son protagonizados por menores, agregó.

MIEDO. El expediente judicial sobre "la banda de la túnica", al que tuvo acceso El País, se inicia con un homicidio cometido por "El Prandon" el 15 de enero de este año en la esquina de Carlos de la Vega y Catamarca (Nuevo París).

Un grupo de muchachos se encontraban sentados cuando llegó "El Prandon". Preguntó por Heber Chanez y dijo que lo estaba buscando porque le había robado un gorro. "Al ladrón lo conozco del (Hogar) Desafío", indicó.

Uno del grupo le espetó: "arrancá de acá. A ese no lo conocemos".

"El Prandon" replicó que era del Cerro. Otro dijo: "no nos importa eso. Si volvés te daremos unas puñaladas".

En su declaración ante la Justicia de Menores, "El Prandon" señaló: "me fui a buscar una moto y un `fierro` (revólver). Volví y pregunté por Heber Chanez, me dijeron que no estaba y que arrancara. Un peludo grande se paró para darme (golpes). Les tiré tiros a todos y a uno le dí en la vena del corazón". En el incidente resultó muerto el joven que lo había enfrentado. Se trataba de Fernando Silva.

Días más tarde y en los accesos de Montevideo, "El Prandon" encontró por fin a quien le robó la gorra. Heber Chanez fue herido de bala con peligro de vida, según el expediente de la Justicia de Menores.

Otro ajuste de cuentas realizado por "El Prandon" fue con el "El Negro M.", quién lo acusó ante la Policía de haber ultimado al policía Juan José Morales.

"El Negro M. me quemó a mí. Pero no fui yo. Por eso, con el Negro nos tiramos de esquina a esquina. El tenía una pistola 357", declaró "El Prandon".

Señaló que él no mató al Policía. "Lo asesinó el Negro. Yo me lo voy a cruzar en la Colonia (Berro) y voy a hablar con él".

Tras un raid que incluyó robos a taxis y a fincas, la "banda de la túnica" asaltó el lunes 21 una sucursal de la empresa Claro en Agraciada y Romero.

El atraco podía haber terminado con un muerto. "El Prandon" gatilló su pistola 9 milímetros en la espalda del encargado del local. Sin embargo, la bala se atascó. El menor se contentó con golpear la cabeza del encargado contra la pared.

La rapiña comenzó con la vieja estratagema de la compra de un celular. "El Prandon" encañonó a una de las empleadas con la pistola y obligó al encargado y a las dos funcionarias a tirarse al suelo.

"El chiquito con túnica le puso un revólver en la cabeza de la compañera", declaró uno de las víctimas de la rapiña.

Se apoderaron de $ 13.000, 30 celulares y un netbook.

"Demoren un rato en salir del baño o los cagaremos a tiros", indicó el menor de túnica.

Antes de cerrar la puerta del baño, "El Prandon" relató a sus víctimas y sin quererlo, la actual situación institución que padece el INAU: "soy menor, entro y salgo" de la Berro.

Menores que salen y entran
El del Pelón, un joven de 17 años, es uno de los casos más resonantes en los últimos tiempos. A principios de año revivió el debate sobre qué hacer con los menores infractores. El 3 de enero mató a un repartidor de 55 años, pero anteriormente había matado a un joven de 25 años y a otro de 33. Por todos los casos fue detenido, pero los plazos legales forzaban a que el joven estuviera en la calle en menos de dos meses.

El Ricky, un menor que está a punto de cumplir los 18 años, tiene varias fugas en su haber, así como también violentas rapiñas. La más recordada fue la del boliche Gazpacho, donde hirieron a un empleado del local, cuando fueron a robar en mayo del año pasado. Días después del hecho amenazó de muerte a su madre, quien aportó datos sobre la rapiña al boliche.

"En la Policía no me creían que el asaltante eran un niño de túnica", relató una víctima
"Vi a un niño de túnica y moña de ocho o nueve años. Me apuntó con un arma y me reí. Pensé que era una broma porque era Carnaval. Me dijo: `Quedate quieto` y vi que no bromeaba".

Esta fue la declaración a la Justicia de Manuel R., uno de los empleados que atendía la verdulería del supermercado "El Morro", ubicado en el Cerro, que fue asaltado por la gavilla de las túnicas el martes 8 de marzo. El empleado fue a una pizzería ubicada al costado del supermercado para llamar a la Policía.

"Pero en la Policía no me creían que el asaltante era un niño de túnica", dijo.

Los asaltantes se llevaron US$ 120.000 del comercio, ya que lograron apropiarse de la recaudación de cuatro días del supermercado y de un local de cobranzas que funciona en el negocio, según testificó el dueño del comercio rapiñado a la Justicia de Menores.

La banda estaba liderada por "El Prandon", un menor de 17 años, que el jueves 24 fue derivado a la Colonia Berro por dos homicidios -uno de ellos en grado de tentativa-, dos rapiñas, hurtos y por desacatarse en el carcelaje del Juzgado de Menores.

A las 18.15 horas del martes 8, el propietario del supermercado "El Morro", en Camino Cibils y Camino San Fuentes, arribaba al comercio. Dentro de un bolso llevaba la recaudación de varios días del supermercado y de un local de cobranzas de su propiedad para depositarla en una caja fuerte. No quiso dejar el bolso en su casa porque temía que le robaran, dijo a la Policía.

"Sentí un griterío dentro del supermercado. Uno de los asaltantes me encañonó y me tiró al suelo", dijo a la Justicia de Adolescentes.

Según el expediente, otro testigo relató que sintió gritos dentro del comercio. "Miré a través del vidrio y vi a uno de los menores de ocho o nueve años con un arma y al otro niño con una escopeta recortada", expresó.

El testigo relató que se dirigió a una casa cercana y llamó a la Policía. En el ínterin, uno de los niños se dirigió a las cajas y otro hacia el propietario del supermercado.

Sin dejar de apuntar a las cajeras, se apoderaron de la recaudación, mientras que uno de los rapiñeros se apoderó del bolso del empresario.

En una primera instancia, éste calculó las pérdidas en unos US$ 50.000 o US$ 60.000. A los dos días, denunció en la Seccional 24ª que las pérdidas eran US$ 120.000.

Antes del arribo de la Policía, los tres menores huyeron hacia los accesos de Montevideo en una moto marca Hamazaky de color negro.

Con parte de la recaudación rapiñada, se compraron una moto de gran cilindrada y electrodomésticos. El resto del dinero no apareció.

1 comentario:

  1. Ahora, ¿cómo es el asunto de los menores con las armas? Porque las armas no se encuentran debajo de las piedras. Es lógico que se da un intercambio e igual que con las drogas, existen personas que hacen dinero con la transacción. ¿Se conoce a quiénes les venden las armas a los menores? Con las drogas es obvio que hay personas que se benefician, hay todo un mundo que se mueve ahí, y me pregunto si con las armas sucede igual.

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