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lunes, 31 de enero de 2011

los vemos de afuera



Egipto está "en el inicio de una nueva era", proclamó ayer Mohamed ElBaradei, designado por la oposición para negociar con el régimen del presidente Hosni Mubarak, quien enfrenta una rebelión duramente reprimida y una creciente presión de sus aliados occidentales.

Miles de personas volvieron a salir por la mañana a las calles de El Cairo, por sexto día consecutivo, pidiendo la renuncia de Mubarak, así como del vicepresidente Omar Suleimán y la de Shafiq, dos militares nombrados la víspera por el mandatario con la expectativa de contener la ola de descontento.

Laicos, islamistas, jóvenes y ancianos se codeaban en estas protestas sin precedentes desde la llegada de Mubarak al poder en 1981.

La unión en la calle se tradujo en el plano político con la designación de ElBaradei como encargado de "negociar" con el régimen en nombre de una Coalición Nacional por el Cambio, que nuclea a varias formaciones opositoras, entre ellas a los Hermanos Musulmanes.


El ex director general de la agencia nuclear de la ONU (AIEA) y Premio Nobel de la Paz se personó por la noche en la plaza Tahrir, epicentro del la rebelión, repleta de manifestantes pese al toque de queda que en principio rige desde las 16H00 locales (14H00 GMT) hasta las 08H00 de la mañana, y que a partir del lunes empezará una hora antes.

Fue recibido al grito de "El pueblo quiere la caída del presidente" y "Sacrificaremos nuestra alma y nuestra sangre por la patria".

Estados Unidos, que considera a Mubarak uno de sus principales aliados en la región, le pidió al mandatario, de 82 años, ir más lejos con los cambios y empezar a pensar en la "transición", después de tres décadas en el poder.

"Deseamos ver una transición ordenada. Demandamos insistentemente al gobierno de Mubarak, que está aún en el poder (...), que haga lo que sea necesario para facilitar este tipo de transición ordenada", dijo la secretaria de Estado, Hillary Clinton.

La comunidad internacional sigue con ansiedad los acontecimientos en Egipto, el país árabe más poblado (80 millones de habitantes), que desempeña un papel fundamental en el diálogo entre israelíes y palestinos.

El presidente Barack Obama llamó a los dirigentes de Israel, Arabia Saudita y Turquía para discutir la situación en Egipto, informó el domingo la Casa Blanca.

El rey Abdalá II de Jordania contactó el domingo al presidente Mubarak para "enterarse de la situación en Egipto", informó la agencia oficial Petra.

El país está paralizado, con los bancos y la bolsa cerrados (el domingo es día hábil en Egipto), gran cantidad de gasolineras con las reservas agotadas y muchos cajeros automáticos vacíos.

La situación interna cobró en los últimos días visos de caos, con saqueos y la fuga durante la madrugada del domingo de miles de presos, muchos de ellos dirigentes islamistas, de numerosas cárceles que se quedaron sin guardianes o que fueron tomadas por detenidos amotinados.

Decenas de cuerpos yacían en la calzada junto a una cárcel a 100 km al norte de El Cairo, comprobó la AFP. El ejército anunció el domingo que había capturado a unos 3.000 prófugos y saqueadores.

Los habitantes organizaron comités de defensa que durante la noche patrullan con fusiles o barras de hierro la ciudad de 20 millones de habitantes.

La Embajada de Estados Unidos anunció que iniciaría la repatriación de los suyos el lunes.

El Gobierno argentino recomendó este domingo a sus ciudadanos evitar viajar a Egipto hasta que la situación política de ese país retorne a la normalidad.

En el aeropuerto de El Cairo, una multitud de extranjeros y de egipcios se agolpaba para tratar de obtener un vuelo de salida.

Las autoridades egipcias prohibieron el domingo todas las actividades de la televisión qatarí Al Jazeera, que estaba cubriendo ampliamente las protestas

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