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jueves, 16 de diciembre de 2010
es la juventud
Lejos de las ocho horas, un grupo de jóvenes se abre camino en el mercado laboral mientras la mayoría continúa formándose para el futuro.
Desde ayer y hasta mañana a las 21.00 se realiza en el Instituto Nacional de la Juventud (Inju) la feria Germina, organizada por el programa Tarjeta Joven. En la muestra participan jóvenes con diversos intereses pero que tienen algo en común: son emprendedores. Algunos con su propuesta apuntan al diseño, otros están más orientados al arte; hay iniciativas clásicas y otras más extravagantes.
Más sobre jóvenes
Hoy se realiza el Tercer Encuentro de Adolescentes a las 14.00 en el Parque Social de Cambadu (Luis Alberto de Herrera y Burgues).
En la actividad participarán adolescentes que actualmente concurren a los 31 centros juveniles de Montevideo que funcionan en convenio con la Intendencia de Montevideo y el Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay. Habrá espectáculos en vivo, y se prevé la actuación de Latasónica y del grupo Cumbia pa’ bailar.
En la primera jornada las ventas no estuvieron muy bien pero la mayoría de los jóvenes tiene fe por lo que pueda pasar hoy, puesto que se celebra el Día del Centro. Si bien ellos no podrán hacer grandes descuentos como hacen el resto de los comercios este día, porque los precios ya son bastante bajos, esperan que el intenso movimiento de gente repercuta en forma positiva en las instalaciones del Inju, en 18 de Julio y Eduardo Acevedo.
Ésta es la segunda edición de la feria Germina, la primera estuvo centrada en el diseño mientras que en esta oportunidad se dio lugar a lo criollo y al diseño. Las vendedoras del stand La Juventud está perdida, Lucía y Yehimi, dijeron con humor que ayer concurrió menos gente que en la muestra anterior porque “la edición Criolla corrió a la gente”. Ironizando comentaron que capaz que la música de Zitarrosa no era el mejor ritmo para invitar a los jóvenes a entrar a la muestra.
Ellas a diferencia de otros expositores no viven de la venta de artesanías, tampoco se sienten identificadas cuando las denominan “diseñadoras”; es más, Lucía estudia psicología y Yehimi sociología. La producción de gomitas de pelo con diseño, broches y accesorios en general nació por casualidad, porque la madre de Yehimi es diseñadora y ella empezó a aprovechar los retazos y excedentes del taller. Luego comenzaron a comprar telas e hilos. El negocio nació hace poco y el Mundial de Sudáfrica fue un gran estímulo ellas dos y para una tercera amiga estudiante de magisterio. “Hicimos vinchas blancas y celestes con un pompón de croché amarillo y las vendíamos los día del partido en la calle”, contó Yehimi. “Salimos a venderlas cuando era seguro, cuando Uruguay jugaba con Ghana y vendimos todo; después de Ghana vendimos más, fueron furor la vinchitas; pero nos avivamos tarde, tendríamos que haber salido antes”, dijo Lucía mientras contenía la risa. Participar en la feria, en el Inju, donde no pagan por exponer sus productos, les permite seguir comprando materias primas y sacar algunos pesos para sus gastos. Además es la excusa para juntarse a producir y realizar sus propias creaciones, las cuales muchas veces son copiadas por otros jóvenes diseñadores e incluso por los clientes. “La gente mira, mira, roba ideas y después se va. Una vino directamente con los paquetes de lana en la mano y se paró a inspeccionar salado lo que hacíamos; después se fue”, contaron resignadas.
Sin jefe
Maximiliano estaba a cargo de uno de los stands más artísticos, MXM Graff, donde vende discos de vinilo pintados con stencil. El costo de los discos es de 120 pesos y ayer de tarde llevaba vendido cuatro o cinco. Un poco a fuerza y otro poco para incorporar el arte a su vida cotidiana, decidió dedicarse de lleno al stencil. “En realidad renuncié al laburo porque nos la dieron dos veces a mano armada en una casa de venta de celulares; la primera vez me cagué de la risa -entre comillas porque me apuntaron y todo-, la segunda vez dije ‘ya fue porque la tercera me la van a dar posta’ y me fui. Yo ya hacía graffitis y algún mango extra hacía por lo que me decidí por esto. Ahora vivo más justo de plata”, detalló Maximiliano. En cuanto a la independencia laboral reconoció que a esta altura del año estaría muy feliz si tuviera un aguinaldo para cobrar, pero está conforme con la apuesta que hizo; “no gano los ocho palos por mes todavía pero capaz que un mes hago doce y otro mes hago tres, así la remás”.
Mariana, una de las socias del local Alta Suciedad, dedicada al diseño de carteras, también valoró la posibilidad de trabajar en forma independiente, aunque reconoció que el trabajo artesanal está en desventaja en comparación con la producción en serie. Dijo que se necesitan espacios exclusivos para la venta de objetos de diseño donde la gente sepa que no compra producción en serie, sino algo único. En cuanto a la independencia laboral, Mariana reconoció que cuando las cosas salen bien, la gratificación se multiplica. “Da terrible satisfacción cuando vendés algo o alguien te dice ‘ay qué lindo’ y vos sabés que lo hiciste vos y que le pusiste todo”.
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