viernes, 23 de septiembre de 2011

a pasear


El novel sector aeroespacial de Ecuador pretende despegar en un innovador dirigible, construido con la más moderna tecnología, con la que este país andino quiere suplir el servicio que ahora obtiene de satélites.

El dirigible no tripulado, que se construye en los hangares de la Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE) en el aeropuerto de la ciudad andina de Latacunga, estará listo en dos años y sus creadores prevén que el prototipo entre en funcionamiento en junio de 2010.

El director del proyecto, el coronel de la FAE, Edgar Jaramillo, explicó a Efe que la plataforma aeroespacial, parecida a la que poseen Canadá y España, cumplirá variadas misiones como las telecomunicaciones, la investigación geológica y volcánica y el control de las fronteras.

Con ese proyecto, según Jaramillo, Ecuador pretende posicionarse en el sector aeroespacial de Suramérica, al cual ya entró con la adaptación de un avión que alcanza la gravedad cero.

No obstante, la construcción del globo dirigible será el proyecto estrella de Ecuador, que ya piensa en el futuro desarrollo de otros programas aeroespaciales.

Para el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, el proyecto es como "tocar el cielo con las manos" y permitirá aprovechar lo más avanzado de la tecnología en beneficio del país y de su gente, "sobre todo de la más pobre y olvidada".

El dirigible, cuyo diseño ha sido ideado por científicos ecuatorianos, es una aeronave sustentada con helio, que tendrá una total autonomía de vuelo y que podrá cumplir misiones de forma totalmente independiente, es decir, sin ser controlada desde tierra.

Jaramillo recordó que el concepto de dirigible surgió hace muchas décadas, cuando se usaba hidrógeno para sustentarla, pero que causó temor por la tragedia del zepelín alemán Hindemburg, que se incendió en 1937 en Nueva Jersey, cuando estaba a punto de concluir uno de sus primeros vuelos.

El dirigible ecuatoriano "funcionará con helio, que es un gas totalmente inerte" y será diseñado con el principio de "bajo peso y bajo consumo de energía", precisó el director del proyecto.

"La tecnología incorporada a esta nave es la inteligencia de navegación. Va a ser una nave totalmente autónoma" y cumplirá las órdenes de un programa informático de vuelo, precisó Jaramillo.

La plataforma se instalará bajo la capa de ozono y sobre la altura de las frecuencias de los vuelos comerciales y militares, a unos 17 kilómetros de altitud.

"Al tener una plataforma en esa altitud, se podrán colocar antenas, sensores, cámaras infrarrojas, multiespectrales, cámaras ópticas, que darán la posibilidad de cumplir múltiples misiones, por ejemplo, vigilar el oleoducto, la frontera y la vigilancia de personas", añadió.

Jaramillo indicó que "sobre los 17 kilómetros de altitud, el movimiento del aire es mínimo y eso da la posibilidad de buscar el sitio donde opere la plataforma y no sufra un desgaste de energía o de mayor movimiento de su posición".

Para buscar ese "sitio ideal", la FAE prevé lanzar, en los próximos seis meses, unos 50 globos aerostáticos, para investigar la dirección y fuerza de los vientos a diferentes alturas, las temperaturas y las radiaciones solares.

Además, el equipamiento electrónico del dirigible debe soportar condiciones extremas, pues a esas altitudes se registran temperaturas de 80 grados bajo cero, la ausencia casi total de aire, radiación solar y otros fenómenos químicos específicos.

El proyecto cuesta 4 millones de dólares, que financiará el Estado ecuatoriano, a través de la Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología (Senacyt), que participa en el proyecto.

También intervienen en el programa la Universidad Nacional de Loja, la Escuela Politécnica Nacional y el Instituto de Meteorología e Hidrología (INAMHI), aunque Jaramillo precisó que hay más instituciones públicas que han contribuido en el proyecto y otras que se sumarán en al ejecución de las misiones del dirigible.

La FAE es la institución que ha asumido la responsabilidad de la ejecución del proyecto, que pretende convertirse en una "herramienta para el desarrollo", concluyó Jaramillo. 

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