+1
domingo, 12 de diciembre de 2010
se atoro´ solo...
Presidente del Directorio del Partido Nacional y líder de Unidad Nacional, dos posiciones que al senador Luis Alberto Lacalle le hacen recordar a cada minuto que debe tener "muy presente la prudencia", según sus palabras, para manejar un difícil equilibrio en la interna entre las dos grandes corrientes partidarias. En 2011, anunció, surgirán al menos otras dos opciones dentro del partido. Dice que tiene una buena relación con el presidente José Mujica, pero siente que el empuje que mostró al inicio el gobierno, fue perdiendo fuerza. En opinión del líder blanco, el país está hoy gobernado por una coalición político-sindical.
Carlos Ríos
-En estos meses, las figuras de la oposición que han cobrado más visibilidad, por razones bien distintas, son Pedro Bordaberry y Jorge Larrañaga. Bordaberry por una actitud más confrontativa y Larrañaga con una actitud de aproximación al gobierno. Usted parece mantener un perfil más bajo. ¿Ha elegido ese perfil por razones estratégicas?
-Yo he tratado, desde mi puesto de senador, plantear temas importantes. Como presidente del Directorio del partido estoy en una posición difícil, porque también soy líder o no sé qué de Unidad Nacional. Entonces he tratado de navegar esas dos aguas. Tengo la responsabilidad de ser muy prudente a la hora de marcar una posición, porque el propio partido tiene más de una. Yo quiero que este período mío como presidente del Directorio cuando termine encuentre un partido más adecuado a los tiempos modernos y mejor posicionado para las próximas convocatorias electorales. Siempre en el entendido que lo electoral es hijo de las actitudes políticas. En este momento el partido tiene dos columnas, pero ya se anuncia la aparición de alguna otra más. Entonces 2011 va a ser para nosotros el año de ese equilibrio.
-Para eso se hicieron las "jornadas de reflexión" este año.
-Quiero tener un párrafo especial para recalcar las bondades y virtudes que tuvo esta convocatoria: 2.000 compañeros, 402 hicieron uso de la palabra, yo tengo un acta de todas las intervenciones. Y creo que lo primero que hay que decir es que el partido mostró un gran profesionalismo, porque las críticas cuando las hubieron -algunas fueron fuertes y algunas referidas a mi persona- siempre fueron planteadas en un plano de fraternidad partidaria. En cuanto a las perspectivas de futuro también hubo propuestas muy buenas. Además hay comunes denominadoras. Lo que hemos acordado, es que en enero cada uno hace su tarea de introspección, y en febrero comenzar reuniones informales para ir redactando un plan estratégico para el año 2011.
-Dentro de las grandes líneas hubo planteos de mayor acercamiento a la gente, de que el partido trabaje dentro de organizaciones sociales y sindicales…
-Sí, muchos compañeros, a falta de una expresión más exacta, usan esto que se empezó a convertir en un comodín: "más cerca de la gente". Respecto a eso tenemos que hacer una pausa y decir: primero, el Partido Nacional vota bien en los sectores más pobres y en los más altos. No es cierto que el partido vote mal en los sectores populares-populares. Vota muy bien. Le falta una conexión con la clases media.
-¿Y cómo piensa llegarle a esa clase media?
-En general, yendo un poquito más atrás, el partido tiene que analizar su forma de comunicación con toda la sociedad, y que son algo más que la aparición en los medios. Es encontrar un lenguaje, y dentro del lenguaje palabras que sean de aceptación. Es decir, cuando uno oye en la gente un concepto que ha puesto a rodar, se da cuenta que embocó. Por poner algo que yo siempre digo: país real y país de papel. Las veces que oigo que la gente repite eso, es que fue buena la formulación, que tiene un gran contenido. La diferencia entre país real y país de papel sigue siendo uno de los grandes dramas del Uruguay. Entonces, el partido tiene que encontrar formulaciones esloganísticas sintéticas, pero que no sean sólo eslóganes sino reflejos de un posicionamiento concretado de manera que la gente lo perciba dentro de esa oblea, de ese mensaje pequeño.
-¿Cómo van a coordinar ese lenguaje común las dos corrientes que hoy tiene el Partido Nacional? Claramente han tenido estrategias diferentes ante el gobierno de Mujica.
-Esa es una de las tareas que se me hace difícil a mí particularmente, porque yo soy presidente del Directorio pero a su vez principal referente de Unidad Nacional. Entonces yo tengo que tener muy presente la palabra prudencia.
-¿Puede esperarse réditos para el partido de la estrategia de colaboración de Larrañaga?
-Yo creo que eso no se sabe hasta que no se convoque a la gente. Creo que una apertura hacia las puntas, abriéndose como los punteros antiguos en el fútbol, es una buena idea en la medida que eso no quiebre el común denominador. Por eso repito, va a ser un equilibrio que tendremos que manejar con mucho respeto hacia los que piensen distinto, pero con mucho respeto hacia la totalidad, porque en el Partido Nacional no queremos despertar los genes de división que siempre han sido tan perjudiciales para el partido.
-Usted ha sido muy crítico con el proyecto de presupuesto quinquenal que está por terminar de votarse ¿Se siente desilusionado con el resultado el gobierno del presidente José Mujica en estos primeros meses?
-Hay tres expresiones del gobierno que tengo en cuenta para hacer este análisis. Una es el discurso presidencial de inauguración. Todo presidente ese día, más o menos en cantidad y más o menos en claridad, escribe el país que quiere lograr. El segundo documento es el presupuesto, y el tercero todavía no lo conocemos y es el mensaje del Poder Ejecutivo a la Asamblea General el 1° de marzo, el cierre del año presidencial. Ahora tenemos dos de los tres documentos que yo considero necesarios. Entre lo que el presidente dijo y el presupuesto hay un abismo. Doy de barato en lo que estamos de acuerdo y en lo que se cumplió, más recursos para la enseñanza fundamentalmente. Pero en el gasto, el presidente dice `seremos prudentes` y hay casi US$ 300 millones de costo de todas las nominaciones. Ahí en el gasto, no voy a decir que incumplió, pero hay una enorme diferencia entre lo que dijo y lo que mostró en blanco y negro.
-¿Cómo es su relación con el presidente Mujica?
-Bien, nos vimos a menudo entre la elección y la toma de mando. Después me vi dos veces con él en forma reservada, pero hace tiempo que no charlo con él.
-Usted ha dicho que antes de las elecciones nunca había estado con Mujica y que sólo una vez le había estrechado la mano. ¿Cómo ha evolucionado esa relación?
-Sin entrar en el contenido de las charlas, que a veces no son para consumo público, diría que es un hombre que tiene muy atractivos chispazos de claridad conceptual, que es como me gusta a mí, un hombre empírico, que no se fija en la etiqueta sino en la sustancia de los temas y que auguraba una presidencia revolucionaria. Creo que el Mujica del 1° de marzo se quedó por el camino.
-¿Cómo observa el nivel de conflictividad que está viviendo el país?
-Tenemos que tener en cuenta que estamos gobernados por una coalición político-sindical. Y esto no es nada más que reconocer un hecho. Estos días hemos visto que sindicalistas que son parte del riñón del Frente Amplio, se sueltan para criticar al gobierno, cambian de sombrero. Yo creo que no en vano durante 20 o 30 años el Frente alentó, alentó y alentó a una protesta desmelenada, y ahora cuando se invierten los roles y se está en el gobierno se produce lo que un político alemán decía con mucha gracia: sacar el dentífrico del tubo es facilísimo, ahora meterlo de nuevo es mucho más difícil.
-¿Cómo ha actuado el gobierno en esta situación?
-El presidente de la República en el discurso del 1° de marzo tiene un párrafo muy bueno: el Frente Amplio eterno retador ahora se encuentra con las realidades del gobierno. Creo que al presidente esto lo ha sobrepasado en las responsabilidades de gobierno. Cuando dice, y ahí es el subconsciente el que habla, "yo no voy a mandar, porque esto no es estancia ni cuartel", me parece que esa es la frase más definitoria del conflicto interno que tiene el presidente Mujica dentro de su propia persona. Es la diferencia entre el Pepe y el presidente. Pero no asume del todo que gobernar es mandar. No mandonear ni autoritarismo, es ejercer autoridad.
-Sin embargo en estos días el presidente aprobó un decreto autorizando hasta el uso de la fuerza pública contra las ocupaciones sindicales en organismos del Estado, y avaló el decreto de esencialidad de los servicios municipales.
-Sí, sí. Ahí hay una reasunción del poder, quizás por haberse dado cuenta que no se ejercía hasta el momento. Pero hay otro punto donde es notorio que no se quiere ingresar por temor a las responsabilidades, que es el análisis de la imputabilidad de los menores delincuentes.
-En 2011 se plantearán dos temas que el gobierno considera centrales: el proyecto de asociaciones público-privadas y la reforma del Estado. ¿Qué actitud adoptará el Partido Nacional en ambos casos?
-Espero que haya posición de partido. En el PPP (proyecto público-privado), estamos de acuerdo. Pero una cosa es el título y otra cosa es lo que hay adentro. Veremos qué sale y que tenga los controles necesarios.
-¿Y en la reforma del Estado?
-Creo que estamos confundiendo los términos. Yo distingo reforma del Estado, reforma del gobierno y reforma de la administración. La reforma del Estado es reformar la estructura institucional, la reforma del gobierno es la mejora en la calidad de los actos de gobierno, la reforma de la administración -que es a la que se ha tendido- es mejor funcionamiento del sistema de compras, del funcionario público, de evitar redundancias, de la supresión de trámites inútiles. Me han dicho en casa de gobierno que muchas de las propuestas que yo formulé van a ser recibidas.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario