lunes, 2 de agosto de 2010
la biblia y el calefon
Dirigentes del FA discutieron sobre los sectarismos, las traiciones y la vigencia de los comités.
El ex secretario general del Partido por la Victoria del Pueblo (PVP), Hugo Cores, cultivaba el arte de debatir con otras sensibilidades de la izquierda con el propósito de “no cocinarnos en nuestra propia salsa”. Con esa impronta, y en el marco de su sexta conferencia, el PVP juntó el sábado a referentes de diversos sectores del Frente Amplio (FA) para hacer un diagnóstico sobre la situación de la fuerza política.
Abrieron Maxi Olaverry y Andrea Apolaro, de las Redes Frenteamplistas, que preguntaron si el FA no tendría que pensarse como un “partido de nuevo tipo” para el siglo XXI -parafraseando la polémica organizativa planteada por Vladimir Lenin hace más de cien años-. Aclararon que este movimiento tiene instancias presenciales (aunque no aspiran a ser un partido político) y reflexionaron sobre la horizontalidad, que es al mismo tiempo “una fortaleza y una debilidad” de las redes, según dijeron.
Luego Pablo Álvarez (Corriente de Acción y Pensamiento-Libertad) celebró la “excitación interna” después del último retroceso electoral y recordó que las tensiones no arrancaron ahora. “Siempre hubo tejes y manejes para impulsar a un compañero en una campaña electoral”, rememoró. Hace diez años, según dijo, nadie pensaba que Mujica podía ser candidato a la presidencia. “Gordo, viejo, sin traje y ex preso. Pero el Uruguay cambió y entendió que esa persona, y lo que representa, que es más importante, sí puede ser presidente”, reflexionó. Para Álvarez, las organizaciones sociales “están vacías”, con la excepción del PIT-CNT. “Y ahí tenemos un lío, porque ese sindicalismo que, por suerte, floreció es el mismo que tenemos que enfrentar desde el gobierno”, marcó.
Cecilia Chifflet (Grupo de los 41) puntualizó que algunos comités de base de Montevideo han sido “dejados de lado”, afirmó que en esos ámbitos se “siente el peso” de los 27 grupos del FA y transmitió que para los militantes de base participar en los comités es una “necesidad biológica”. Pidió “sinceridad” para discutir porque “todos saben” que en algunas ocasiones los sectores “han intentado copar los comités” y eso provocó su “vaciamiento”. “No podemos permitir que esas cosas pasen y no podemos perdernos el respeto ideológico”, aseveró Chifflet, que pidió un debate interno “hasta el caracú”.
“No nos convertimos en partido de Estado, pero hemos estado cerca”, disparó Eduardo Lorier (Partido Comunista), que no quiere discutir la situación de los comités sin evaluar el “vaciamiento” de los sectores, porque sus cuadros “se han ido al gobierno”. La “burocratizada” estructura de Colonia y Ejido, según Lorier, no se preocupa por la realidad de los comités, y muchos diputados y ediles referentes no van a las coordinadoras a informar sobre la marcha del gobierno. “Es muy sencillo pegarle al que trabaja 12 horas y después va al comité”, cuestionó Lorier.
Pelotas y panes
El diputado José Bayardi (Vertiente Artiguista) piensa que el problema no empezó con las departamentales de mayo: “Estuvimos mal en octubre y de asco metimos al legislador 50”. En sintonía con Enrique Rubio (ver nota relacionada), Bayardi opinó que la existencia de 27 agrupaciones refleja una “tradicionalización del compartimiento electoral” de la izquierda, y al momento de reflexionar sobre los liderazgos recordó que cuando Tabaré Vázquez salió al ruedo “lo conocían en Progreso y los compañeros del Partido Socialista, que con suerte lo ponían cuarto en la lista al Senado”. Algunos comités, según el ex ministro de Defensa, hacen un meritorio trabajo en sus territorios y otros son “sellos de goma” y, por lo tanto, no pueden tener el mismo nivel de representación.
La senadora socialista Mónica Xavier considera “sano” que el FA comience a preguntarse “hasta dónde iremos juntos en este camino”, porque los sectores tienen “proyectos finalistas diferentes” y no hay que pedirles a los “compañeros de ruta” resoluciones “que no están dispuestos a tomar”. Evocó discusiones presupuestales anteriores a la llegada al gobierno que le permitían al FA “recrear sus vínculos con el bloque social alternativo”, algo que hoy no sucede, pese a que en el PIT-CNT hay connotados frenteamplistas.
“¿Tenemos 27 proyectos diferentes? El problema es quién se baja”, continuó. Al FA, según Xavier, le ganó “la enfermedad del sectarismo”. “La mayoría de las izquierdas latinoamericanas se hacía pelota antes de llegar; no nos hagamos pelota después de que llegamos”, remató.
Ernesto Agazzi (Movimiento de Participación Popular) quiere reflexionar acerca de cómo se relaciona un “cogollo militante de algunos cientos de personas” con el millón de votantes del FA, y dar ese debate “sabiendo que el mundo ha cambiado”. “La dueña de la deuda externa de Estados Unidos es la China comunista, así que si será otro mundo...”, graficó Agazzi, que siente que el FA debe aprender “que no sólo de pan vive el hombre y que a muchos compañeros hay que llegarles al alma”.
Al cierre, Carlos Coitinho (PVP) puso en duda el “cuento” de los independientes (“siempre votamos a alguien”) y puntualizó que los documentos del FA son “espejos en los que no nos miramos”. “Hemos sido traidores de los contenidos de los estatutos, consciente o inconscientemente”, manifestó uno de los anfitriones. El FA, a su entender, “rompió vínculos” con sectores sociales y tendrá que revisar su política de alianzas para determinar quiénes son sus “aliados principales”.
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