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viernes, 16 de julio de 2010

cuero viejo

El Poder Ejecutivo puso ayer sobre la mesa de diálogo una nueva fórmula de salida para el conflicto en la curtiembre sanducera Paycueros, ocupada por sus trabajadores y cuyos dueños siguen firme con los 73 despidos concretados hace siete días. Pero todos los actores involucrados coinciden en un punto: la curtiduría atraviesa uno de los momentos más delicados de su historia y otro ejemplo claro de ello es el reciente envío al seguro de paro de 276 operarios en la Kindale de Florida, con futuro incierto.

Este sector productivo sufrió los embates de la crisis financiera internacional fundamentalmente entre finales de 2008 y mediados de 2009 y las más perjudicadas en esa etapa fueron las empresas Zenda y Bader, especializadas en tapicería para automóviles. La situación que vivió la industria automotriz por la crisis mundial determinó recortes en las importaciones de tapizados desde los países centrales, que han dejado de fabricar muchos modelos de lujo. Esto incluye a importantes empresas del ramo, como BMW y Mercedes Benz, ya que muchos otros fabricantes han optado por la tela y el plástico para los tapizados (en este campo el cuero uruguayo es un artículo de primer nivel).

“Esto derivó en seguros de paro para cientos de trabajadores y pérdidas de fuentes de empleo. En Bader, aunque no hubo despidos, hay 120 puestos menos y en Zenda también hubo egresos”, explicó Julio Pérez, abogado de la Unión de Obreros Curtidores (UOC), quien ayer hizo paro nacional por Paycueros. Pérez recordó que este conflicto comenzó por un reclamo de equiparación salarial y por problemas en una tercerizada de la limpieza, que se tradujeron “rápidamente” en 73 telegramas de despido. “Ante una medida gremial se respondió de manera feroz con despidos masivos”, criticó el asesor.

El ministro de Trabajo, Eduardo Brenta, se comprometió ayer a asumir un rol “más significativo” en la negociación para establecer un “compás de espera”. “Aguardamos una respuesta de las partes para lograr un escenario de tranquilidad, sin medidas de lucha y con la suspensión temporal de los despidos”, dijo Brenta. La Cámara de la Industria Curtidora Uruguaya (CICU) calificó de “desmedido” el paro de la UOC y aseguró que Paycueros tiene “graves problemas” para colocar sus productos finales por los elevados costos de fabricación. Las fuentes consultadas hablaron de la caída de puntos de ventas “claves” y se quejaron por los aumentos acordados en la negociación colectiva.

Leonel Cavia, secretario de organización de la UOC, relató desde Paysandú que la ocupación se resolvió después de que la empresa rechazara el martes una fórmula de acuerdo planteada por el Ministerio de Trabajo, que dejaba en suspenso los despidos y proponía cuatro meses de seguro de paro. “No descartamos que quiera despedir más gente y en ese caso las medidas se profundizarían. La empresa actúa de manera represora con 73 familias de Paysandú, que se quedan sin su principal ingreso”, advirtió.

Paycueros pertenece a la transnacional Sadesa, con plantas en Argentina, Paraguay, China y Tailandia. La UOC se contactó con sindicatos de tres de las filiales del grupo en la vecina orilla (dos en Buenos Aires y una en Santa Fe) que aseguraron que en esas plantas “se trabaja más que nunca”. “Ellos han reconocido que no les importaría llevarse la producción del país. El gobierno no puede permitir que una multinacional se instale y que decida impunemente lo que hace con los trabajadores. Esto parece tierra de nadie”, se quejó Cavia.

Muchas sombras
El PIT-CNT, en tanto, propuso crear un comité sectorial del cuero, como los que existen en la industria automotriz y el plástico, ya que además de Paycueros, en el centro del país hay otra situación complicada. La semana pasada la curtiembre Kindale de Florida envió a 276 trabajadores -casi el total de su planilla- a seguro de paro, lo que correría para julio y agosto. La patronal adujo “problemas financieros” causados por la difícil coyuntura que atraviesa el rubro, pero se comprometió a una reapertura en caso de que prosperen acuerdos con inversores. “Pero hoy estamos en un escenario de incertidumbre sobre esa fuente laboral, así que el escenario general es sombrío”, se lamentó Pérez.

Aparte de esta preocupación sindical por los puestos de empleo, movimientos empresariales recientes han cambiado la realidad del sector y sobre todo su vínculo con la cadena frigorífica. En febrero de este año, el gigante brasileño Marfrig pasó a controlar las acciones mayoritarias de Zenda (ex Branáa). Los trabajadores consideran como irremediable que el frigorífico comience a abastecer con sus faenas a la curtiembre, y que eso perjudique a empresas como Paycueros, más complicadas al momento de acceder al cuero nacional.

“Quizás Paycueros está pensando en disminuir su actividad por esa razón y lo hace a través de conflictos disfrazados”, deslizaron fuentes sindicales. Sin embargo, fuentes empresariales aseguraron que Marfrig todavía no empezó a suministrarle cueros a Zenda, y descartaron de plano que algo así perjudique la actividad de la empresa sanducera. Marfrig es una de las mayores cadenas de Brasil y compró frigoríficos en Tacuarembó, Salto, San José y Colonia.

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