lunes, 8 de agosto de 2011
mala nota
La mayoría de las bolsas de valores mundiales abrieron en rojo hoy ante el anuncio de la degradación de la deuda estadounidense. Mientras los mercados intentan recuperarse, la agencia de calificación Standard & Poor's afirmó que hay un 33 % de que en los próximos meses la deuda se rebaje otra vez.
La agencia de calificación Standard & Poor's afirmó hoy que hay un 33 % de probabilidades de que entre los próximos seis y 24 meses haga una nueva rebaja a la máxima nota de EE.UU., tras haberla degradado de "AAA" a "AA+" el pasado viernes.
"Si hubiera un mayor consenso entre los partidos políticos de Estados Unidos sobre la política fiscal o sobre un paquete de estabilización fiscal, esto haría que el país recuperase la triple A, pero no vemos ese escenario como posible en el horizonte inmediato", dijo hoy el director general de S&P, John Chambers.
Chambers ofreció hoy una teleconferencia junto al jefe global de la agencia de calificación, David Beers, para argumentar su rebaja de la máxima nota de la primera potencia mundial, una decisión que ha sido duramente criticada desde el gobierno estadounidense y ha polarizado aún más a los dos principales partidos de este país.
Precisamente la tensión política que llevó a que el Congreso no aprobase un aumento del endeudamiento público hasta el mismo día en el que el Departamento de Trabajo anunció que no iba a poder afrontar sus obligaciones, el lunes pasado, es uno de los principales motivos por los que esta agencia decidió degradar la máxima nota del país.
"Nuestros análisis para llevar a cabo acciones en la calificación de la deuda soberana de un país tienen en cuenta tanto riesgos políticos como económicos, fiscales y externos", dijo Chambers.
"El centro de nuestra atención para esta rebaja ha sido el ámbito político, ya que todo el debate del aumento del techo de deuda en el país dejó clara la falta de acuerdo entre republicanos y demócratas en la política fiscal", aseguró el experto.
Así Chambers, quien ya advirtió durante una entrevista con la cadena televisiva Fox este domingo que S&P puede rebajar de nuevo la calificación de EE.UU., precisó ahora que la probabilidad de que eso ocurra entre los próximos 6 y 24 meses es de una entre tres.
Por otro lado, los directivos de la agencia de calificación no quisieron aventurar cuánto tiempo puede tardar este país en volver a recuperar la calificación de "AAA", que indica máxima solvencia.
No obstante, recordaron que el caso en el que más rápidamente se ha logrado volver a triple A ha sido de nueve años.
Las otras dos principales agencias de medición de riesgo, Moody's y Fitch, decidieron la semana pasada mantener la máxima calificación de la deuda estadounidense, aunque la primera de esas entidades colocó la nota de Estados Unidos en "perspectiva negativa".
Caída de bolsas
La mayoría de las bolsas europeas operaban el lunes en rojo, en la senda de las asiáticas, tras el anuncio de la degradación de la deuda estadounidense, aunque lejos del temido crac ante la movilización de gobiernos y autoridades financieras del planeta para contener el pánico con el telón de fondo de la desaceleración de la economía.
Hacia las 9 de Uruguay, el Ibex 35 de la Bolsa de Madrid ganaba el 0,53% y la de Milán 0,27% después de una jornada de importantes fluctuaciones, convirtiéndose en los dos únicos parqués que operaban en verde. París perdía 1,60%, Londres 1,84, Fráncfort 2,50%.
España e Italia se beneficiaban también de una clara reducción de la prima de riesgo, -el diferencial que paga con los bonos alemanes a 10 años- que hicieron que los intereses de la deuda en el mercado secundario se situaran en torno del 5,3%, frente a más del 6% del pasado viernes.
El BCE anunció el domingo por la noche que aplicaría activamente su programa de compra de deuda pública de países de la zona euro en dificultades, y el ministro francés de Economía, François Baroin, precisó el lunes que la institución estaba efectivamente dispuesta a comprar deuda española e italiana, en caso de nuevas ventas masivas.
La amplitud de la intervención del BCE no se conocerá hasta el próximo lunes, ya que la institución solo comunica una vez por semana este tipo de operaciones.
Pero ya es "innegablemente positivo para los mercados", estimó Gilles Mo�c, economista de Deutsche Bank mientras que sus colegas de RBS que el BCE "interviene una vez más como la última línea de de defensa".
"Esperamos una compra diaria de 2.500 millones de euros", escribe RBS.
Sin este flujo cotidiano de compras, "visible cada lunes (...) el entusiasmo de los inversores podría desvanecerse rápidamente", temía Marco Valli y Luca Cazzulani, del banco italiano UniCredit.
La pregunta ahora es hasta cuándo va a seguir jugando el BCE de bombero.
El gobierno alemán descarta por el momento un aumento de la dotación del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), recordó de nuevo este lunes un portavoz.
Muy pesimistas, los economistas de Commerzbank estiman que la distensión solo podría durar "dos días" y recuerdan que pese a la intervención del BCE en favor de Grecia, Irlanda y Portugal, los tipos de interés han subido "a dos cifras".
"La decisión del BCE no es un arma fatal, en particular en un entorno macroeconómico mundializado y con un impacto de la degradación de la nota de Estados Unidos difícil a evaluar", dice Gilles Mo�c.
El voluntarismo de los dirigentes europeos, los del G7 y del G20, que se afirmó a lo largo del fin de semana, sin duda contribuía también a esta relajación.
Sin embargo, las plazas asiáticas operaron en baja, impactadas aún por la decisión de Standard & Poor's de rebajar el viernes la calificación de la deuda estadounidense, de AAA a AA+.
Así y todo, los retrocesos no llegaron a las proporciones de un temido crack bursátil.
Tokio perdió un 2,18%, afectada además por la valoración del yen frente al dólar. Las caídas fueron de 2,17% en Hong Kong, de 2,9% en Sídney y de 3,8% en Seúl.
Los problemas de la deuda tanto en Europa como Estados Unidos se topan con señales serias de desaceleración económica en las principales economías mundiales, en un momento en que brotan nuevas preocupaciones sobre una nueva recesión tras la del 2008-2009.
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